Los grupos con representación municipal en el Ayuntamiento tienen muy claro, a la cabeza el propio equipo de gobierno, que la gestión del futuro centro de Alzheimer de Elda no la llevará la asociación. A pesar de que la moción del PSOE, donde se solicitaba dicha concesión, salió adelante con el voto de todos -incluidos los de los discípulos de Pedrosa- va a quedar en un mero gesto moral que dudo que remueva la conciencia de los que ostentan el poder en la actualidad. No se entiende cómo en 2007 la alcaldesa se comprometió a que este colectivo llevara la gestión para a los pocos meses cambiar su discurso. Si era inviable, es indudable la falta de responsabilidad que tuvo por sumarse a una iniciativa que no podía llevarse a cabo. Al menos podría haberse documentado para no errar, aunque claro, las mayorías absolutas dan una seguridad que a veces se convierte en altanería. Excusas, las que se quiera, y hace gracia cuando se habla de que no se puede adjudicar a dedo un proyecto de este calado. Sin duda, nadie niega que cumplan escrupulosamente la legalidad, que se lo digan a algún que otro representante sindical del Ayuntamiento; la ley es lo primero.

La cuestión es que nadie se ha atrevido a toser a la primer edil, hábil como ninguna en desactivar cualquier atisbo de oposición fuera del pleno de sesiones, salvo la Asociación de Enfermos y Familiares de Alzheimer. Quizá desde este colectivo no se tema a nada y a nadie, acostumbrados como están a lidiar con una enfermedad terrible, que sólo se valora cuando la sufres tanto en la modalidad de enfermo o en la de familiar; les aseguro que la segunda opción es aún peor. Ahora, por delante, vienen unos meses donde asistiremos a eso tan español de hacer un paripé para lograr convencer al Consell de que busque la maña para aprobar una moción que nace muerta desde el principio. No se puede votar afirmativamente algo que sabes que desde la Generalitat no puede realizarse, o sí. Sólo queda esperar que este culebrón acabe lo más dignamente posible para unos familiares que están sufriendo en sus carnes la pérdida de memoria y funciones de sus seres queridos y el olvido de la Corporación municipal que escenificó el pasado viernes una colosal farsa.

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30/12/2009