Un estudio liderado por Manuel Carreiras, del Centro Vasco de Cognición, Cerebro y Lenguaje de San Sebastián ha identificado varias regiones cerebrales que participan en la adquisición de la alfabetización. El estudio, que se publica en la revista 'Nature', examinó los cambios en el cerebro de antiguos guerrilleros colombianos que aprendían a leer y escribir por primera vez.
Según explican los investigadores, es difícil estudiar los cambios en el cerebro que se producen durante la alfabetización ya que estas habilidades suelen aprenderse durante la infancia, un momento en el que existen muchos otros cambios en el cerebro. Además, el estudio de esta materia también es complejo en los adultos ya que en las poblaciones alfabetizadas suele estar ligado a problemas neurológicos o trastornos del aprendizaje.
Los autores compararon mediante imágenes de resonancia magnética el cerebro de 20 antiguos guerrilleros que habían pasado por un programa de alfabetización y otros 22 guerrilleros analfabetos y así pudieron centrarse en los cambios que se debían sólo a la alfabetización. Los investigadores descubrieron que los guerrilleros que aprendían a escribir y leer tenían una mayor conectividad entre áreas específicas del cerebro que están implicadas en el procesamiento del lenguaje.
Cuando se comparaba la lectura con una tarea similar como la nominación de objetos, los investigadores descubrieron que la extensión de los cambios de conectividad descubiertos en los alfabetizados eran exclusivos para el aprendizaje de la lectura.
Según explica Manuel Carreiras, investigador Ikerbasque y director del Centro Vasco de Cognición, Cerebro y Lenguaje, "aislar los cambios cerebrales producidos por el aprendizaje de la lectura ha sido casi imposible debido a la confluencia de otras variables. Trabajar con los ex-miembros de la guerrilla de Colombia nos ha proporcionado una oportunidad única para ver cómo cambia el cerebro cuando se adquiere la lectura".
Los resultados mostraron que la densidad de materia gris, aquella en la que se realiza el procesamiento, era mayor en varias áreas de ambos hemisferios en aquellos participantes que aprendieron a leer. Estas áreas son las encargadas del reconocimiento de las letras, la conversión de las letras en los sonidos correspondientes y del acceso al significado de las palabras. La lectura también incrementó la densidad de la materia blanca y la fuerza de las conexiones entre estas regiones de materia gris.
Los investigadores destacan el descubrimiento de que las conexiones se establecen desde y hacia un área del cerebro conocida como giro angular. Aunque los científicos conocían su participación en el proceso de lectura, hasta el estudio actual su papel no se había esclarecido al completo.
El estudio actual desvela que el giro angular participa en el proceso lector proporcionando una anticipación de las letras a partir del significado y no está implicado, como se pensaba hasta ahora, en la conversión del reconocimiento visual de palabras a sonidos y significados.
"La visión tradicional ha sido que el giro angular actúa como un 'diccionario' que convierte las letras de una palaba en sonidos y en significados, sin embargo, nosotros hemos mostrado que su función es más de carácter predictivo, anticipando letras a partir del significado, más similar a la función predictiva de anticipar letras al rellenar texto en un mensaje de móvil", explica Carreiras.
El trabajo, en el que han participado también investigadores de Reino Unido y Colombia, aporta nuevos datos para avanzar en el conocimiento de trastornos del aprendizaje como la dislexia.
Los estudios en disléxicos han mostrado que poseen una menor densidad de materia gris y de materia blanca en las mismas regiones que la investigación actual muestra que aumentaron con la alfabetización. Los investigadores señalan que estos resultados sugieren que las diferencias cerebrales observadas en las personas con dislexia parecen ser una consecuencia de las dificultades para aprender a leer más que su causa.
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29/11/2009