Tenemos todos los derechos legales, pero una gran barrera en la mente de las personas». Esta es la sensación que tienen José, Lucrecia, Brahim y así hasta una veintena de jóvenes con deficiencias auditivas que el mes pasado se enfrentaron al examen teórico del carné de conducir. A pesar de que desde el año 2007 la lengua de signos Española está reconocida oficialmente, Tráfico no adapta los exámenes ni permite la presencia de un intérprete durante el desarrollo de las pruebas.
El resultado es ilustrativo: todos suspendieron. Se prepararon durante meses en la autoescuela y poseían los mismos conocimientos sobre seguridad vial que cualquier otro alumno. Sin embargo, los nervios e ilusión iniciales que tenían cuando recibieron las preguntas teóricas se fueron convirtiendo en decepción e impotencia.
«El intérprete que llevábamos sólo pudo quedarse mientras explicaban las instrucciones del examen, luego tuvo que salirse de la sala», explica decepcionado Sebastián. Aunque esta figura está presente en administraciones como juzgados, el protocolo interno de la Dirección General de Tráfico no lo considera necesario para el desarrollo de esta prueba. «Nos dijeron que en vez de intérprete teníamos un vídeo, pero ¿cómo preguntamos las dudas a un televisor?», se plantea Jose. «Tuve varias dudas y el examinador me contestaba como en mimo, eso no me servía de nada», añade Sebastián.
Este grupo de sordos no entiende el motivo por el que no permiten la presencia de intérpretes, ya que estos profesionales son el puente entre las dos lenguas y tienen un principio básico de neutralidad. «Suponemos que no se fían de esta figura y creen que nos dirán las respuestas pero, por ejemplo, para la realización de oposiciones si están permitidos», cuenta Brahim.
Dos lenguas distintas
La lengua de signos difiere del español común ya que utiliza un vocabulario muy básico y su sintaxis es bastante más sencilla, basada en frases cortas. En definitiva, se trata de dos lenguas distintas. «Si se adaptan las preguntas al chino no entendemos por qué a nosotros no. Es una discriminación», opina Antonio, estudiante de un ciclo de grado medio. «Es como si a un español le obligan a realizar el examen en inglés, seguro que suspende».
La próxima convocatoria será el 18 de agosto, pero no esperan aprobar si la situación no cambia. No piden privilegios, sólo que sus derechos sean reconocidos y que las administraciones públicas se esfuercen en lograr la correcta integración de este colectivo.
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26/08/2009