Santo Domingo.- La mayoría de las personas que tienen hijos con alguna discapacidad física o mental, están atadas de pies y manos, por lo costosa que resulta la educación especial privada y las deficiencias del sistema público en el país. Es por ello que muchos niños con esta condición ni siquiera van a la escuela por falta de recursos y otros son excluidos o discriminados del sistema educativo.

Con esa realidad se enfrenta Altagracia Balbuena, cuyo hijo de 10 años perdió el año escolar que finaliza, luego de que la directora de una escuela pública de Haina, donde cursó el tercer grado, decidiera no aceptarlo más en el centro por padecer limitaciones auditivas.

Altagracia intentó inscribir a su hijo en una escuela especial privada, pero sus limitaciones económicas no se lo permitieron. Actualmente realiza gestiones para que Alfredo sea admitido en una escuela de sordo mudos.

Las familias con poder adquisitivo viven con el grito al cielo por lo costoso que resulta pagar una enseñanza especial a nivel privado, que en la mayoría de los casos es deficiente y no responde a las necesidades particulares de los niños, pese a que cuesta el doble y hasta el triple de lo que se paga en un centro de educación regular.

Padres que atraviesan por esta situación critican que el Estado dominicano no ofrez ca una enseñanza especial de calidad, como ocurre en muchos países.

Un ejemplo de esta situación es la que atraviesa Celeste Solano, quien es madre de un niño autista por cuya educación para RD$25,000 mensuales en un centro al que asiste de lunes a viernes, y el que asegura no cuenta con la calidad que impone el costo de RD$300,000 al año, lo que considera frustratorio y decepcionante. “Es que lo que hay son negocios, son gentes que han hecho su especialidad, lo cual no critico; pero es un negocio, porque son exageradamente caros”, consideró Celeste.

Dijo que al igual que otras madres de clase media que viven situaciones similares, hace de tripas corazones para brindarle a su hijo socialización y cierta calidad educativa. Con 12 años de edad, a su hijo Brayan le gusta mucho la música y la pintura, formación extracurricular que por su condición resulta muy costosa.

Celeste, quien es divorciada y madre de otra hija, revela que muchas veces tiene que limitar las necesidades de ésta para poder garantizar que Brayan disfrute de mayor calidad de vida y más socialización, que muchas veces es lo que brindan los centros de educación especial, más que formación.

Sin embargo, Celeste reconoce que si estas iniciativas privadas no existieran, esos niños vivieran aislados como ocurría hace 50 años, cuando eran tildados de locos y mantenidos en un cuarto donde no veían ni la luz.

Abogó porque las autoridades educativas se involucren en los esfuerzos que hacen las familias que tienen hijos que requieren educación especial, y que en la mayoría de los casos resulta inalcanzable.

A su juicio, el departamento de Educación Especial de la Secretaría de Educación es infuncional y aseguró que los colegios calificados como centros de educación especial no son supervisados por esa cartera.

En otras naciones la situación es diferente, como lo demuestra el caso de Roque Céspedes, un dominicano rechazado por los centros educativos del país y que tras irse a residir a Miami logró estar en el 3% más destacado de su clase de secundaria y luego graduarse con honores de Meteorología y Matemáticas Aplicadas.

Hasta los 10 años Roque ni siquiera asistió a la escuela, según un reportaje publicado el pasado 21 de mayo por el Miami Herald. Nació prematuro y con una condición cerebral que le provocaba parálisis y convulsiones, entre otras secuelas. Resultados preliminares de un estudio sobre la cantidad de personas con discapacidad en el país, indican que ronda el millón de personas, cifra que casi duplica los 412,800 registrados en el Censo Nacional de Población y Viviendas de 2002, equivalente a un 4.80 por ciento.

La prevalencia de discapacidad en República Dominicana es mayor en la población rural (alrededor de cinco personas con discapacidad por 100 habitantes).

El 40% de las personas con discapacidad en el país se concentra en Santo Domingo (18.1%), Santiago (11.3%) y el Distrito Nacional, que tiene 37 mil 189 discapacitados, (10.5%), de acuerdo con un informe de la Comisión Nacional de la Sociedad de la Información y el Conocimiento (CNSIC).



EDUCACIÓN DISEÑA ESTRATEGIA

El secretario de Educación, Melanio Paredes, dijo que ha estado trabajando con el Departamento de Educación Especial de esa cartera, para dar respuesta a una serie de necesidades que no encuentran respuestas en el sistema educativo dominicano.

Sin embargo, el funcionario reconoce que para poder dar respuestas adecuadas a esas necesidades “tenemos que tener docentes capacitados y preparados para ello”.

Admite que esta es la mayor debilidad que tiene la Secretaría de Educación, pero aseguró que se hacen esfuerzos para avanzar en esa dirección.

Dijo que recientemente recibió a un grupo de madres de niños autistas que no encuentran alternativas para sus hijos en el sistema educativo público.

Informó que esas madres fueron puestas en contacto con las autoridades que tienen que ver con el área, para ver cómo Educación puede apoyar alguna iniciativa para cumplir con el derecho a la educación que tienen esos niños.

Dijo que el Departamento de Educación Especial ha estado trabajando de cerca con el de Orientación y Psicología en los casos de niños en peligro de vulnerabilidad y embarazo precoz, el VIH, y los problemas de violencia, que son también necesidades que requieren atención en el sistema educativo.

No obstante, reconoció que todos los niños dominicanos tienen el derecho a tener oportunidades educativas, sin importar su condición biológica, fisiológica y origen social, para lo cual, dijo, están trabajando.

http://www.listindiario.com.do
29/07/2009