Cerca de diez mil personas, según estiman los expertos, sufren en Castilla-La Mancha las consecuencias del daño cerebral sobrevenido. Una patología que, según pone de relieve el último estudio realizado en la región, está causado en el 83 por ciento de los casos por accidentes cerebrovasculares y en el 17 por ciento restante por traumatismos craneoencefálicos. Es por ello que la Asociación de Daño Cerebral Sobrevenido de Castilla-La Mancha (Adace-CLM), que ya cuenta con cerca de 650 socios en la comunidad, alerta de los síntomas para prevenir los ictus a través de cursos informativos.
La neuropsicóloga y coordinadora provincial de la organización, Primitiva González Vaquero, asegura que, entre ellos, figura la pérdida brusca de fuerza de la cara, brazos y piernas de un sólo lado del cuerpo, así como los trastornos de la sensibilidad. «Es una sensación de acorchamiento u hormigueo», arguye en este sentido.
Pero, además, existen otra señales de alarma como la pérdida súbita de visión, parcial o total, en uno o ambos ojos; la alteración repentina del habla que conlleva una dificultad para expresarse; el dolor de cabeza de inicio súbito, de intensidad no habitual y sin causa aparente; y el vértigo intenso, la inestabilidad, el desequilibrio y la incapacidad para caminar. «Muchas veces no se da a estos síntomas la importancia que se merecen, porque no ocasionan dolor y aparecen y desaparecen», asevera.
el fracaso del éxito. González Vaquero explica que el daño cerebral sobrevenido «es un problema incipiente ya que se debe al fracaso del éxito de los avances médicos». Y es que en la década de los año 70 en torno al 90 por ciento de los pacientes con lesiones cerebrales graves fallecían, cuando en la actualidad la mayoría sobrevive. Aunque, también contribuye a incrementar esta «epidemia silenciosa» los cambios en los hábitos cotidianos: «hoy vivimos a gran velocidad y con mayor riesgo». «Es la primera causa de muerte en la mujer», señala Primitiva en un intento por dar a conocer el alcance del ictus
Al convertirse en una discapacidad emergente, Primitiva González hace hincapié en la falta de recursos que den respuesta a las familias afectadas. «Hacen falta clínicas específicas de rehabilitación, residencias y centros de día», precisa al respecto.(más información en la edición impresa)
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22/07/2009