Al contrario de la opinión de algunas instituciones o ciudadanos, que hablan de la temática de la sordera con una mezcla de retórica insustancial y discriminación disfrazada de compasión, Mohamed Lechkar, un joven, sordo de nacimiento, de 20 años, contó a ‘El Faro’, con la ayuda de Sumaia Mohamed, sus experiencias en torno a su condición auditiva de forma directa y sin asomo de queja.
Las primeras palabras que la intérprete tradujo de él dejaron claro el punto de vista del joven. “Yo me siento bien, tengo amigos y tengo una vida normal, como si fuese una persona oyente”, declaró Lechkar. El joven es sordo de nacimiento y no experimenta ninguna sensación auditiva a menos que se coloque los audífonos.
Con respecto a la búsqueda de empleo, Lechkar afirmó que es rechazado debido a su condición. “Tengo problemas a la hora de encontrar trabajo. Al ser sordo, me rechazan”. El joven hizo saber a ‘El Faro’ que incluso algunas personas sordas desconocen el lenguaje de signos, y que de todas formas no mucha gente lo habla, aunque tiene algunos amigos que sí. También con respecto a la amistad y sus relaciones amorosas fue claro, aunque no le faltó humor, porque no pudo contener la risa al responder. “Tengo muchas amigas, pero no novia. Ellas no quieren tener a una pareja sorda”. El joven tiene amigos sordos y oyentes, y puntualizó que en su clase se comunica muy bien con sus compañeros; se valen de la lectura de labios.
Lechkar resultó ser un aficcionado al deporte. “Me gusta mucho el fútbol, jugarlo y verlo, soy del Real Madrid.También me encanta jugar al baloncesto, y al balonmano, en verano. Pero mi deporte favorito es el fútbol”.
El joven se encuentra estudiando cocina. “Lo que más me gusta es hacer pasteles”. Si había alguna duda de si para Lechkar hay algún aspecto positivo en su condición, las frases con las que concluyó las despejan. “Yo me alegro de ser sordo. Nací así, es la realidad que conozco y me siento muy normal. Me encanta el lenguaje de signos. Invito a todo el mundo a que lo aprenda”. Sumaia Mohamed conoce bien este lenguaje, ya que trabaja de intérprete y sus servicios son demandados con frecuencia. “Hay personas sordas a las que esta condición les afecta mucho, se sienten solas y aisladas. Pero hay otras que no lo llevan mal, se comunican bien con el lenguaje de signos y les gusta. Lo peor es que algunas veces no tienen mucha gente con la que hablar, hay algunos de ellos que no pueden hacerlo con muchas personas aparte de sus intérpretes”, afirmó Mohamed. Ella trabaja con ACEPAS desde hace tres años y considera que, aunque se reciben ayudas por parte de la Ciudad, el número de personas afectadas de sordera sigue creciendo y se irán necesitando nuevas subvenciones para contratar a más profesionales, organizar actividades y poder seguir ayudando.
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19/04/2009