Pacientes del centro San Gennaro recorrieron el museo de Bellas Artes Timoteo Navarro. La visita tuvo como objetivo estimularlos y despertarles la creatividad.
Solos, tomados de la mano o abrazados, con los ojos iluminados recorrían las galerías. Mientras avanzaban miraban con fascinación los cuadros que colgaban de las blancas paredes; tesoros que los transportaban a un espacio de ilusión, magia y creatividad.
El martes por la mañana, un grupo de 80 discapacitados, que asisten al Centro de Día San Gennaro, visitó el Museo de Bellas Artes Timoteo Navarro.
Con el asombro y la curiosidad reflejados en sus rostros no sacaban los ojos de las pinturas mientras atendían con seriedad las explicaciones del guía del museo.
Estas personas, que tienen entre 16 y 60 años, estuvieron acompañadas por un equipo de especialistas de la institución, entre profesores de Educación Física, de Teatro, de Artes Plásticas, fonoaudiólogos , psicólogos, médicos y enfermeras que compartieron juntos el mensaje que el arte tenía para darles.
Claudia Epstein, directora de Medios Audiovisuales del museo, explicó que el objetivo de estas visitas es que las personas con capacidad especiales usen los espacios públicos y disfruten la cultura.“Lo que se busca es que el arte sea accesible a todos, dándoles la posibilidad, también a los discapacitados, de alcanzar a interpretar este lenguaje tan subjetivo”, dijo.
Mientras Pedro Chaila sacaba fotos con su celular ya estaba pensando que es lo que iba a hacer cuando volviera al hogar. “Los quiero dibujar a todos los cuadros”, explicó. A Fabián Giménez lo que más le gustó fueron las pinturas llenas de colores, especialmente “La gran comilona” de Nicolás Leiva.
Yessica Luna estaba encantada con la muestra de Enrique Policastro titulada “Santiago del Estero”. La joven afirmó que las imágenes le traían recuerdos de su infancia, cuando vivía en un campo cerca del Ingenio La Florida. Una escultura de Oscar Albertazzi, llamó la atención de Analía Juárez, quien trataba de imitar las poses de cada una de las figuras de la pieza.
Mientras el grupo de visitantes descubría lo que el museo tenía para ofrecerles, Noemí Comba, licenciada en musicoterapia y coordinadora de la clínica, explicó que el paseo formó parte de un proyecto de integración, cuyo objetivo fue que mediante el reconocimiento, observación e interacción con el arte obtuvieran una mayor estimulación.
Resultados
“Nuestro objetivo es que ellos puedan recrear desde lo no verbal las diferentes muestras para después poder ser productores de su propio arte”, indicó Comba. El director de la clínica, Héctor José Valverde, psiquiatra, contó que además del museo, visitaron emisoras de radio y realizaron una obra de teatro. De esta manera completaron un extenso programa cultural. “El Ente de Cultura junto con la Dirección de Cultura de la capital están colaborando con el desarrollo de estas actividades en las que el resultado es fundamentalmente terapéutico”, aseguró Valverde.
Nora Medina, profesora de Educación Especial comentó: “trabajamos desde afuera hacia adentro para conocer en qué se centraban sus intereses y, de esa manera, poder actuar”. Huerto Rojas Paz, profesora de Teatro, dijo que fue muy grato comprobar que mediante lo lúdico se podían acercar nuevos conocimientos. Mientras la rodeaban de abrazos, Vilma Carrión, docente de la institución, comentó lo gratificante que resultaban estas vivencias. “Repercuten favorablemente en los chicos. Había muchos que no dibujaban nada, no se soltaban. Ahora, en cambio, no solo lo hacen sino que incluso en sus obras plasman recuerdos, historias y sueños”, explicó. Claudia Laguna, docente de Plástica, manifestó que los cambios son procesos lentos y largos, pero que estos estímulos mejoran las condiciones de vida de los discapacitados y los convierten en personas más felices.
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1/03/2009