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Neuropsicología infantil.

Desde este enfoque de la psicología se evalúa y se estudia los procesos mentales normales para poder evaluar, estimular, rehabilitar, investigar, prevenir y compensar los efectos del daño o la disfunción cerebral.

Así pues, los neuropsicólogos actúan en muy diversos campos relacionados con el daño cerebral, siendo los más conocidos aquellos que trabajan con personas con daño cerebral sobrevenido por traumatismo cráneo-encefálico, accidentes cerebrovasculares, o los aquejados de demencias tipo Alzheimer, Parkinson, demencia fronto-temporal (o demencia de Pick), deterioro cognitivo leve...

Sin embargo la neuropsicología comprendió que el conocimiento del funcionamiento del sistema nervioso requiere el estudio exhaustivo y profundo del SNC en desarrollo, ya que toda malformación, daño, accidente, infección..., afectará a diferentes capacidades futuras: motoras, cognitivas, afectivas, lingüísticas, visuales...

Es así como surge la neuropsicología infantil, ciencia que se encarga del estudio de la conducta del niño a través de su cerebro, del estudio de las discapacidades cerebrales producidas por una agresión al sistema nervioso en edades tempranas. Para ello es imprescindible saber que el cerebro del niño no es una réplica del cerebro del adulto en miniatura, sino que es un cerebro en continuo desarrollo, con un crecimiento a veces vertiginoso, y sujeto a un sinfín de modificaciones y conexiones debidas a la continua estimulación que le proporciona el entorno en el que se desarrolla.

Los daños cerebrales infantiles pueden producirse en diferentes momentos, con lo que sus repercusiones también pueden ser muy diferentes: durante el embarazo, en el periodo perinatal, o en el transcurso de la infancia.

Es por ello que la neuropsicología infantil debe tener un conocimiento muy amplio de las etapas por las que atraviesa el cerebro en desarrollo, estando en constante contacto con otras disciplinas médico-sanitarias imprescindibles para el correcto desenvolvimiento del niño con problemas en su medio ambiental, a saber: pediatras, neurólogos, fisioterapeutas, logopedas, pedagogos, psicólogos clínicos...

Los trastornos infantiles a los que la neuropsicología aplica sus conocimientos son, como hemos comentado más arriba, muy diversos, ya que el momento del daño cerebral mediatiza la sintomatología presentada por el niño. Así, los trastornos más frecuentes son:

- Malformaciones cerebrales por alteraciones en el desarrollo cerebral embrionario: por ejemplo, hidrocefalias.

- Trastornos con base neurológica con o sin daño cerebral constatable: dificultades neuropsicológicas del aprendizaje (dislexia, dislalia, disgrafía, trastornos del aprendizaje no verbal...), trastornos del lenguaje (disfasia), trastorno de atención con o sin hiperactividad, trastornos psicomotores, trastornos generalizados del aprendizaje, niños con bajo peso al nacer.

- Trastornos con base neurológica debidos a daño cerebral constatable: traumatismos cráneo-encefálicos, accidentes cerebro-vasculares de tipo anóxico-isquémico perinatales o adquiridos, epilepsias sintomáticas...

El neuropsicólogo infantil ha de conocer tanto el desarrollo normal como el patológico del SNC para poder actuar sobre las posibles alteraciones cognitivas debidas al daño cerebral. Así pues se ponen en marcha toda una serie de actividades destinadas a aumentar la estimulación y a tratar de compensar los déficit en áreas cognitivas en los niños con riesgo de un desarrollo atípico: memoria, lenguaje, psicomotricidad, atención, visuo-percepción, impulsividad, hiperactividad, razonamiento, lateralidad, motricidad fina y motricidad gruesa...

Los trastornos con los que más frecuentemente se encuentra un neuropsicólogo infantil en su clínica son los trastornos del aprendizaje, trastornos generalizados del desarrollo, trastornos de atención con o sin hiperactividad (TDAH), epilepsias...

La especialización del neuropsicólogo hace que conozca no sólo las características clínicas y las manifestaciones de los trastornos con los que trabaja a diario, sino también las áreas cerebrales implicadas y sus funciones específicas, así como la relación de las áreas cerebrales afectadas con el resto del encéfalo. Encéfalo que, hay que recordar siempre, está en constante desarrollo. Cuando un área cerebral está afectada por un daño importante, bien congénito bien adquirido, se ponen en marcha procesos de plasticidad neuronal que hay que aprovechar con conocimiento, ya que aunque ésta no desaparece con los años, al menos sí decrece y modifica sus características y beneficios. Quiere esto decir que no hay que dejar pasar el tiempo ya que el desarrollo cerebral es muchas veces sorprendente, y un niño con un trastorno en el SNC puede conseguir modificar las zonas cerebrales especializadas y llegar a adquirir habilidades que le creían inalcanzables.

Para ejemplificar esto, pensemos que el área especializada para el lenguaje expresivo se encuentra, en el 99% de los casos de personas diestras y más del 70% de personas zurdas, en el lóbulo frontal inferior izquierdo (zona llamada “área de Broca”). Si un niño sufre una malformación o un daño cerebral en este área mientras está desarrollando las capacidades expresivas del habla puede llegar a compensar y especializar al hemisferio derecho en la producción del habla. Esto es mucho más difícil en el caso de los adultos, ya que el daño adquirido en edades más avanzadas llega cuando el cerebro ya está especializado, y su recuperación puede llegar a ser imposible.

Lo más importante a tener en cuenta cuando se habla de la rehabilitación del daño o la disfunción cerebral en la infancia, es que el cerebro es un sistema en constante desarrollo y que puede llegar a presentar unas capacidades de adaptación espectaculares. Para ello, el papel del neuropsicólogo es fundamental, ya que sus conocimientos del desarrollo encefálico y de las manifestaciones del daño o la disfunción cerebral proporcionan a estos niños la oportunidad de beneficiarse de un programa de rehabilitación que puede conducir a la adquisición de habilidades cognitivas, manipulativas, lingüísticas, visuoespaciales..., que no llegaría a adquirir sin ayuda especializada.



Javier Oltra Cucarella

Psicólogo CV-09860



http://www.saforguia.com
11/02/2009

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