El Normal 2, de diagonal 78 y 4, fue epicentro de un ejemplo educativo y de vida. Ayer fue el último día, luego de 6 años de estudios, en que 144 chicos concurrieron a la Primaria 128 de ese establecimiento, luego de que recibieron el diploma de egresados; pero también fue el sexto y último año de estudios primarios de Brenda Romero, una chica integrada a esa comunidad que padece parálisis cerebral.

En medio de un intenso calor, cerca de las 15.30, se realizó el acto de colación de los alumnos, quienes uno por uno fueron obteniendo su distinción, aunque antes de la entrega de los reconocimientos, Brenda, una nena de 12 años, se dirigió a paso lento hacia el centro del lugar. Allí, tomó con sus dos manos un papel y leyó frente a sus compañeros y padres: "le agradezco a mi mamá, a mi maestra integradora y al personal de la escuela (Especial) 527 y al Normal 2 por haberme tratado como al resto de mis compañeros".

A esa altura comenzaba a notarse la emoción en el rostro de las docentes, de los directivos y de Mónica Romero, la madre de Brenda. Luego, la niña prosiguió: "también quiero agradecerle a mis compañeros que son recontra amigos, con los que compartiré el año próximo. Gracias, los quiero mucho". Palabras que fueron seguidas por un intenso aplauso por parte de las 500 personas que estuvieron ayer presentes en el colegio.

Es preciso destacar que la parálisis cerebral es un trastorno permanente que afecta a la psicomotricidad del paciente, lo cual no significa que ello influya en su comprensión ni en su intelectualidad. Mónica Romero, mamá de Brenda, enfatizó que "el diagnóstico preciso es parálisis cerebral en forma de disparema espástica, lesión que sólo la afecta en la parte motriz".

Además, expresó que su felicidad no es sólo porque su hija egresó, sino porque "cuando nació los médicos me dijeron que iba a vivir 20 días, y gracias a los profesionales fue evolucionando y hoy está acá".

Justamente, resaltó que una de las personas que más influyó en esa evolución fue la maestra integradora de la escuela Especial 527, Susana Bonsiu, que "una vez por semana le hace un seguimiento para observar su integración, que se suma a las distintas terapias que recibe, a la visita cada 15 días al psicólogo y a la contención que le brindan los amigos y las maestras".

Mónica y Brenda viven en Berisso, y la madre deja a su hija en la escuela y al cuidado de su abuela cuando trabaja. Luego comparte con ella la rutina diaria, ya que, según relató, "el papá no la ve nunca, sólo le pasa dinero a través del juez".



PRIMERA EXPERIENCIA



Olga Graso, directora de la Primaria 128, describió que con Brenda se realizó la primera experiencia integradora en la escuela, ya que no se trataba de un establecimiento equipado para desarrollar esa actividad.

Los colegios integrados tienen que tener rampas para facilitar la circulación de los chicos con dificultades motrices y otros elementos que contribuyan al aprendizaje de los alumnos.

En el caso de Brenda, Graso detalló que "hasta cuarto grado se le enseñó con una computadora para facilitar su tarea de aprendizaje", y relató que "gracias a su ingreso en la institución pudimos abrirnos hacia esta nueva experiencia y tener en la actualidad 4 chicos en condición de integrados".

Sin embrago, no todo fue sonrisas, ya que para equipar la institución "tuvimos que realizar varios pedidos hasta que finalmente Educación hizo las rampas y recién este año logramos tener baños aptos para discapacitados".

Más allá de esos escollos, el rostro de Brenda recibiendo un diploma en manos de la directora y con la mente puesta en seguir sus estudios secundarios es la muestra de que cuando se quiere, todo se puede.

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13/01/2009