Cuando un niño mayor de cuatro años muestra dificultades para pronunciar correctamente los sonidos normales según su edad y desarrollo, podría estar padeciendo un trastorno del habla conocido como dislalia.

Ivón Reguera, terapista de lenguaje del Centro de Especialidades Neurológicas, Audiológicas y Lingüísticas (Cenal), en Barcelona estado Anzoátegui, señaló que este problema no está relacionado con el lenguaje o la inteligencia. “Es sólo una dificultad para pronunciar fonemas que, con frecuencia, suele presentarse entre los tres y cinco años de edad.”

Aunque existen diferentes tipos de dislalia, una de las más frecuentes es la dislalia funcional, presente en los infantes que no pronuncian las letras “rr” y “r”, y confunden la “b” por la “p” y la “d” por la “t”.

También es factible diagnosticar la dislalia orgánica, producida por fisuras en el paladar o en los labios, o la auditiva, que impide la buena pronunciación por deficiencias auditivas.



Contacto externo

Reguera indicó que la dislalia suele producir ansiedad, desesperación y desánimo en los niños que no se sienten comprendidos por las personas que están a su alrededor.

Recomienda mantenerlos en contacto con individuos ajenos a su entorno familiar, para que intenten hacerse entender y mejorar paulatinamente su articulación.

A diferencia de Reguera, la psicopedagoga Maritza de Ibarra, quien ofrece consultas en Puerto La Cruz, manifestó que la mayoría de los infantes que padecen esta dificultad del habla, pueden llegar a demostrar una conducta normal y acorde a su edad, siempre y cuando sientan el apoyo de sus familiares.

“Es importante brindarles confianza para motivarlos a afrontar con éxito el proceso de recuperación, que suele ser largo y amerita mucha disciplina y perseverancia”.



Atención y constancia

Silenia Grimaldo es madre de un niño con dislalia. El problema lo detectó cuando su hijo tenía tres años de edad porque a diferencia de su hermano morocho, quien avanzaba rápidamente en el proceso de aprendizaje del habla, éste presentaba graves dificultades de pronunciación.

“En ese momento surgió una inquietud que se agravaba diariamente. Estaba preocupada y decidí llamar al pediatra. Éste me recomendó llevarlo al foniatra quien determinó problemas de pronunciación de fonemas y sugirió tratamiento con un terapista del lenguaje”, narró Grimaldo.

Han pasado cuatro años desde entonces y el niño se mantiene en terapias con el especialista. “Ha mejorado mucho”, comentó. “ Ya pronuncia la “r”, la “t” e intenta pronunciar la “d” y la “rr” con ayuda de los ejercicios. Gracias a Dios nunca ha tenido problemas para darse a entender fuera de casa, y en sus clases va muy bien”.



Posible tratamiento

La terapista Ivón Reguera, explicó que la dislalia tiende a mejorar con ejercicios de articulación constantes.

“Ponerse con el pequeño frente a un espejo para que imite la pronunciación correcta y repita con frecuencia las palabras con mayor dificultad ayuda a mejorar la situación. También funciona barrer la lengua de adelante hacia a atrás por el paladar, e intentar tocarse la punta de la nariz con ella para ejercitar la musculatura”.

Dijo que en el hospital Razetti existen especialistas y organizaciones que ayudan a los niños con dificultades producidos por fisuras en los labios y en el paladar.



Recomendaciones

Especialistas en terapia del lenguaje sostienen que su intervención en este tipo de tratamientos es sólo para que los niños aprendan a mejorar la articulación de fonemas.

Será el tratamiento lo que ayudará a ejercitar la musculatura que está impidiendo la correcta pronunciación de los sonidos. Apuntan que la mejoría sólo será notoria si en casa se mantienen los ejercicios a través de la inclusión del núcleo familiar. Se recomienda aplicar estrategias divertidas para que el niño no vea las terapias como una obligación sino como una tarea agradable.

http://www.eltiempo.com.ve
9/11/2008