A medida que aumenta el promedio de vida en nuestro país, la aparición de afecciones ligadas a la vejez es más frecuente. Una de ésas es la enfermedad de Alzheimer, un tipo de demencia cada vez más detectada en Nicaragua en adultos mayores. Por tanto es importante resaltar el fuerte impacto emocional y económico que produce dicha patología en la familia respectiva y en la sociedad en general.
Por ello, debe conocerse sus síntomas característicos, apreciar el cuido permanente que requieren y el apoyo social organizado que necesitan. En la actualidad no disponemos de un test de laboratorio que confirme o niegue el diagnóstico del Alzheimer, por lo cual la certeza sólo se consigue en la autopsia. En otras palabras, la enfermedad apenas se sospecha por los síntomas observados por sus familiares quienes deben consultar pronto con el especialista. Hoy en día sabemos que esta afección es producto de daños irreversibles en el tejido cerebral, descritos por primera vez por el médico alemán Alois Alzheimer, hace cien años. Nada conocemos sin embargo de su causa, excepto que a menudo es hereditaria y aparece en su mayoría en mujeres entre los 50 y 60 años de edad, aunque también los hombres pueden presentarla. Tampoco sabemos de un medicamento curativo, aunque hay medicamentos que según se alega, detienen el curso de la enfermedad o alivian las molestias. A ese respecto, lo más importante es vigilar a estos enfermos permanentemente, lo que exige entrenar a quienes van a atenderlos. Este punto es esencial, porque el paciente es incapaz de darse cuenta de su situación y por lo tanto, imposibilitado de pedir ayuda, ni siquiera para su higiene personal, que al no proveerse pronto provoca intranquilidad. Por otra parte, la demora facilita la aparición de infecciones vesicales o de la piel, como las causadas por el hongo de pañales. Teniendo en cuenta el desarrollo en etapas del Alzheimer, conviene reconocer temprano su sintomatología, a saber: pérdida progresiva de la memoria y más adelante, trastornos en el lenguaje, desorientación, confusión y todo lo que llaman los expertos “deterioro cognoscitivo”. Más adelante, la marcha es difícil o imposible; no tienen firmeza para sostener un vaso, o controlar sus esfínteres. La explicación de esas fallas es que en el cerebro se han borrado “los engramas” o sea, las órdenes que tiene grabadas en la corteza, indispensables para coordinar los músculos en movimientos complejos. Finalmente menciono con optimismo que ya existe una asociación en Nicaragua que reúne a personas con familiares padeciendo Alzheimer. Su tarea es compartir información y organizar eventos para recaudar fondos destinados a hogares de limitados recursos y sobre todo, procurar entrenamiento a los “cuidadores”, quienes desempeñarán un trabajo difícil, que requiere mucha comprensión y paciencia.
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5/11/2008