Qué es el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH/ADHD)?

Tal como mencionábamos en el artículo anterior, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es una patología de base neurobiológica que se expresa, principalmente, a través de manifestaciones conductuales. Las que son típicamente tres: inatención, impulsividad, e hiperactividad. Las mismas se dan en una proporción mayor a la esperable por la edad del niño y, por lo menos una de estas características, debe aparecer antes de los 7 años de edad.

Pero ahora bien, nos interesa presentar de qué manera estos síntomas se manifiestan en la vida cotidiana de un niño.

La hiperactividad suele observarse desde muy corta edad, estos niños son muy inquietos desde que comienzan a caminar, están en constante movimiento y pareciera que nunca agotarán su energía.

A medida que crecen se ve claramente su dificultad para acomodar su actividad motriz a las exigencias del ambiente, les cuesta permanecer sentados cuando la situación lo requiere, se mueven permanentemente en su asiento y se levantan a cada rato hasta que son reprendidos por sus padres o maestros, para volver a hacer lo mismo como si no pudiesen registrar las exigencias normativas del ambiente.

En cuanto al déficit de atención, los maestros notan que el niño se distrae mucho en clase y deja sus tareas sin completar. En el hogar, muchas veces dan la impresión de no escuchar cuando se les habla y hay que repetirles varias veces lo mismo para que puedan llevarlo a cabo. Tienden a evitar las actividades que requieren un esfuerzo atencional y cometen errores por descuido. Hay que estar a su lado para que hagan la tarea escolar y son olvidadizos, es frecuente que pierdan útiles y no sepan dónde dejaron sus cosas, ni qué hay que llevar al colegio al día siguiente.

La impulsividad hace que estos niños parezcan atropellados e impacientes, les cuesta esperar su turno en juegos o situaciones grupales, quieren todo ya, son muy insistentes e interrumpen las actividades de los demás como si quisieran ser siempre el centro de atención.

Todas estas características se atenúan tanto cuando el niño se halla en una situación novedosa, o que lo estimula fuertemente y/o cuando recibe atención exclusiva. De manera inversa, se potencian y manifiestan más claramente frente a situaciones más rutinarias o en las que se requiere más perseverancia y autocontrol.

Presentado así el TDAH en la vida cotidiana de un niño, nos interesa continuar en el próximo artículo refiriéndonos a sus causas y diagnóstico.

http://www.laautenticadefensa.com.ar
28/10/2008