En la Dirección de Gestión Ambiental y Desarrollo Urbano entienden, en función de lo expresado en el informe elaborado el año pasado, que: "El ruido puede producir enfermedades psíquicas y físicas: estas últimas se manifiestan por la disminución de la capacidad auditiva que puede llegar hasta la sordera.
También puede provocar alteraciones psíquicas tales como insomnio, irritabilidad, pérdida de la atención, disminución de la audición. Este conjunto de ruido ambiental, no produce normalmente niveles suficientemente altos de causa de sordera pero produce efectos fáciles de reconocer y de percibir, que se suele denominar molestia".
"La Organización Mundial de la Salud establece un cuadro con los decibeles permitidos y varían si la zona es residencial, urbana, etcétera. En los lugares comerciales recomiendan que no se superen los 70 decibeles y en muchas zonas estamos en 75. Es mucho lo que hay que mejorar", indican desde Gestión Ambiental y Desarrollo Urbano.
En la escuela
Boschi afirma que la contaminación sonora también puede generar trastornos orgánicos, como el cambio de ritmo de la secreción de ciertas hormonas, que en los niños puede afectar el crecimiento; hipertensión arterial; afecciones digestivas; aceleración del ritmo cardíaco; tensión muscular; etcétera.
Entre las psicológicas destaca trastornos del sueño y reposo; agresividad; ansiedad; perturbación de la memoria de corto plazo, pérdida del alerta, etcétera.
También influye en los alumnos que asisten a las escuelas como impedimento para el aprendizaje, mientras que obliga a los maestros a forzar la voz.
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23/10/2008