El 93 por ciento de los cuidadores informales de las personas dependientes tienen una calidad de vida baja, y "no existen cuidadores con un buen estado de salud y una alta calidad de vida", según se desprende del libro presentado ayer 'Aspectos económicos de la Dependencia y el Cuidado Informal en España', realizado por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, la Fundación Estudios de Economía Aplicada y la Fundación AstraZeneca.
Así, entre un 15 y un 23 por ciento de las mujeres entre 45 y 60 años cuidan de una persona dependiente y son quienes padecen mayores síntomas de tensión, depresión y agotamiento físico. En cambio, entre el 5 y el 7 por ciento de los hombres ejercen de cuidadores informales y apenas notan estos síntomas.
El economista y coordinador del estudio, Sergi Jiménez-Martín, destacó durante la presentación del informe que la familia es en mayor medida quien se ocupan de las personas dependientes, y recalcó que existe un conflicto entre el mercado de trabajo y la dependencia, puesto que numerosas mujeres, especialmente si residen con la persona dependiente, dejan de trabajar.
FÓRMULAS QUE AMORTIGÜEN EL CAMBIO
De hecho, insistió en que tras el fallecimiento de la persona dependiente, éstas tienen "la misma probabilidad de trabajar" que el resto de mujeres no cuidadoras de similares características, por lo que "es preciso" que el sistema de dependencia gestione fórmulas que permitan una conciliación entre el cuidado y el trabajo, "para amortiguar el cambio".
Por otro lado, hizo hincapié en que si el sistema económico de dependencia es "generoso, no puede ser bueno porque se dejaría de trabajar y no es conveniente".
Además, añadió que también es "favorable" que en cada comunidad autónoma las ayudas económicas se gestionen de manera diferente, ya que, "como la ley está en su primera fase de implantación", permite ver cuál es la mejor fórmula para gestionar los fondos y así otras comunidades puedan después copiarla.
Según Jiménez-Martín, el trabajo del cuidador es "muy absorbente", ya que los cuidadores informales de dependientes mayores de sesenta años suelen dedicar una media de diez horas diarias a atender al enfermo, y el número medio de años de cuidado es de 6,5.
Referente al papel de la inmigración el cuidado de este colectivo, el estudio explica que desempeña "un papel importante" y que de 1994 a 2004 pasó de 2,29 por ciento a 8,98 por ciento.
Europa Press
3/07/2008