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"Los chicos leen peor, pero no menos" .

Los problemas en la lectura y escritura de los chicos que transitan la escuela media ganan espacios en investigaciones y planes ministeriales. Con diferentes intervenciones, distintos especialistas abordan el fenómeno, intentando trazar estrategias para lograr una mejora en la calidad de la enseñanza.

Estas dificultades se presentan en las escuelas, sobre todo porque “a veces falta una orientación y ejercicios para hacer pensar en lo que se lee”, comenta la investigadora de la UNR Norma Desinano. Directora de un proyecto que abordó la problemática en establecimientos secundarios de Rosario (ver Crónicas de las escuelas), Desinano cree que el desafío de la escuela es lograr que sus alumnos sean capaces de leer y escribir bien “para la vida cotidiana”, que es distinto a formar lectores.



—¿El núcleo más problemático en lectoescritura se da en el secundario?



—Creo que hay una problemática que abarca tanto a la escuela primaria como a la media. En la primaria porque hay una especie de desorientación en relación con la metodología para alcanzar la alfabetización. Falta reconocer que ésta no es un proceso que culmina al final del primer grado, ni al culminar el primer ciclo, sino que es mucho más amplio que tendría que abarcar toda la primaria y la secundaria. Sobre todo porque las exigencias para considerar que alguien esté alfabetizado ahora son muy superiores a las que se exigían hace mucho tiempo. Así como en los censos de los primeros años del siglo veinte se prevía que una persona pudiera firmar para considerarla como alfabetizada, en estos momentos quien no puede leer un diario, mirar los títulos de la televisión o escuchar y leer al mismo tiempo, no está alfabetizado.



—¿Por qué dice que la desorientación es metodológica?



—Lo que ocurre es que nos ha aplastado la enorme diferencia que hay de cincuenta años para acá en relación con lo que la escuela tenía que hacer y lo que ahora ocurre. Inclusive hay una serie de aportes teóricos importantes como los de Emilia Ferreiro, por ejemplo, que no han sido considerados como lo que son: investigaciones realizadas para saber cómo alguien llega a conocer el sistema de escritura. Y se han tomado esos criterios de investigación como de enseñanza, y son dos cosas totalmente distintas. Para dar un ejemplo concreto: cuando un chico escribe con errores, al investigador lo que le importa es ver cómo evoluciona hasta llegar al sistema que corresponde en la lengua, pero el maestro no puede dejar que el alumno escriba mal, porque su función es pedagógica. Por una serie de malos entendidos muchas veces ocurre que el docente deja demasiado tiempo que el niño escriba como pueda, sin hacerle observaciones. Y para el momento que se lo quiere ajustar a la normativa resulta un poco tarde. Todo esto sin contar que los chicos se enfrentan hoy a modelos de usos muy extraños, porque no hay problema que en un mensaje de texto se escriba una palabra con “k” en vez de con “q”. Pero la escritura escolar responde a una normativa distinta, por eso los chicos tienen que tomar conciencia que hay una forma para cada uso. Y esa tarea es del maestro, aunque sea un poco agobiante.



—No se puede obviar que quienes están en la escuela media hoy han nacido en medio de una alfabetización digital...



—Ahí se presenta otra cuestión que también es importante, que es el hecho que toda información tiene que ser interpretada y seleccionada. Entonces muchas veces el profesor de la escuela media le pide al alumno que busque un material y el alumno baja una página de internet y la incluye parcial o totalmente en su trabajo, sin que eso implique que haya leído esa información. Y ahí a veces falta un seguimiento y una orientación. Todos buscamos en el Google temas importantes, pero si eso se enseña dentro de la escuela como una forma de recabar información, y se explica cómo hay que actuar con ese material, el alumno va a aprender que no es un corte y pegue. Y eso vale tanto con los textos escritos como los de una página web, el fenómeno es el mismo. De todas maneras, no todos los chicos están tan familiarizados con las nuevas tecnologías. No hay que considerarlo como una ley general. Hay escuelas rurales en las cuales se trabaja con fotocopias, ni siquiera con libros.



—¿Qué opina sobre la idea que los chicos leen menos?



—Yo diría que los chicos leen quizás peor, o en muchos casos no comprenden, pero no que leen menos. Porque hace muchísimos años, cuando yo iba a la escuela primaria, era un bicho raro porque leía mucho. En el grupo de alumnos todos sabían leer, pero no eran lectores. Y eso es lo que muchas veces no se entiende, porque la escuela tiene que lograr que la gente lea y escriba bien para la vida cotidiana. A lo mejor la escuela no va a conseguir que de 50 chicos haya 50 lectores, pero si puede tratar de que salgan 50 personas que puedan utilizar la lectura y la escritura para la vida cotidiana bien, con buena ortografía y sintaxis.



—¿En dónde radica esta falencia?



—En que a veces falta una orientación y ejercicios para hacer pensar en lo que se lee. Entiendo que también allí puede haber una problemática que excede los límites de la escuela, porque no es lo mismo trabajar con un curso de 25 alumnos que con uno de 50 en los estadios iniciales. Y la atención del maestro no es un chicle que se puede estirar.



—¿Qué rol tiene acá la familia?



—Ese es otro tema complejo. En general si hay padres lectores los chicos son lectores, aunque hay casos que escapan a esto. Pero hay un problema más grave que el padre y la lectura, y es el de la familia y la escuela. En general la familia de ahora tiene mucha más participación en la vida escolar de un chico, pero a lo mejor harían falta relaciones más respetuosas de los padres respecto de los maestros. Porque si el padre no respeta al docente el chico no lo va a hacer.



—Hay problemas de lectoescritura que se manifiestan en el nivel superior. ¿Qué debería hacer la Universidad?



—La Universidad puede y debe trazar puentes y articulaciones. Pero ni la escuela media ni la primaria deben pensar que va a haber un más allá en el cual se van a mejorar sus cosas. Lo que sale mal de la escuela primaria puede llegar a salir mejor de la escuela media y mejorar en la Universidad. Pero todos saben con claridad cuáles son los logros que se deben alcanzar en cada uno de los niveles.

www.lacapital.com.ar
6/04/2008

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