Los niños del espectro autista, junto a otros alumnos, se integran en diferentes niveles de la escuela, en grupos de dos o tres educandos, a cargo de una maestra de grado especial - que es su referencia dentro de la institución - y le brinda atención individualizada.
En algunos casos se flexibilizan los espacios y tiempos y participan en actividades como música, psicomotricidad, psicopedagogía, fonoaudiología, tecnología, educación física, talleres integrados, con otros grupos diferentes al de origen, a los fines de cumplir diversos objetivos y socializarse en grupos más numerosos.
Dado que presentan - en mayor o menor medida - dificultades en la construcción de un contexto mental que pueda descifrar símbolos e intencionalidades, siempre que sea posible se intenta el acceso al mundo simbólico, especialmente al mundo de las relaciones humanas.
En muchos casos, para acceder a comunicarnos con ellos, los adultos necesitamos comportarnos "como si" las acciones y gestos del niño tuviesen intencionalidad... Gracias a esa intencionalidad "sobreañadida" -entre otros factores- serán capaces de transformar los gritos o gestos en pedidos o llamados afectivos.
Familia y escuela, en unidad de criterios, podrán realizar paso a paso esta compleja pero posible tarea.
www.laopinion-rafaela.com.ar
25/03/2008