Margarita Rosa Ávila Rodríguez, de 44 años, nació con la enfermedad que le afecta el movimiento de las piernas y los brazos y no le permite expresarse con fluidez.
Ayudándose con unos candados, que hacen las veces de mano izquierda, sostiene el cañamazo (tela de tejido ralo para elaborar los tapices) mientras que con la mano derecha maneja la aguja, con la que va dándole vida a casas, ríos, árboles y demás componentes de sus paisajes.
En su trabajo no permite que le ayuden, pues ella misma enhebra la aguja, que la fija en una almohadilla y con su mano derecha, haciendo un gran esfuerzo, va dirigiendo la lana en repetidos intentos hasta que por fin logra atravesar el orificio de la aguja.
Cuando la aguja se le cae al piso, Margarita utiliza unos imanes para levantarla.
Su labor es ardua, puede durar meses y en ocasiones más de un año, pero es el reto que ella se impone a sí misma para superar día a día la cuadraplejia que la ata a una silla de ruedas.
Entre los más de 30 cuadros que ha bordado, sobresale un mantel donde aparecen los personajes y las escenas del cuento de Blanca Nieves, todos hechos en hilo. "Mi problema es el sistema motor que no me funciona para nada", afirma Margarita Rosa con una sonrisa.
Los tapices los aprendió a elaborar hace 14 años en el Instituto Propace, en Bogotá, donde estuvo cinco años en terapias.
"Esta labor le ha permitido sobreponerse a su discapacidad y le ha ayudado a mejorar su calidad de vida", cuenta la mamá de Margarita, Carmen Rosa Rodríguez de Ávila.
La familia de Margarita Rosa maneja dos hipótesis acerca del origen de su enfermedad. La mamá cree que pudo deberse a un susto que sufrió durante el embarazo.La otra hipótesis es que a Margarita Rosa le faltó oxígeno al momento de nacer."Ella nació en Somondoco (sur de Boyacá) y allí no se contaba con las mejores condiciones para asistir un parto", cuenta la mamá.
Eltiempo.com/Boyaca
24/03/2008