Una encuesta a más de 1.200 cuidadores (el 67% de ellos mujeres) de personas afectadas por la enfermedad de Alzheimer realizada en España, Reino Unido, Francia, Alemania y Polonia ha vuelto a poner de manifiesto el largo camino que queda por recorrer en la atención a la dependencia. Los resultados, publicados en el International Journal of Geriatric Psychiatry, revelan que el 50% de los que se hacen cargo de enfermos con demencia severa y casi el 40% de quienes atienden a pacientes en una fase moderada de la patología les dedican más de 10 horas diarias.
Los problemas de comportamiento (como la agresividad y la irritabilidad características de la dolencia) y las dificultades en las actividades cotidianas (como la ducha) son los aspectos que más les preocupan. Casi un 46% de los encuestados manifestó estar bastante o muy satisfecho con la información que recibía de cara al cuidado de sus allegados. Sin embargo, esta es una de las cuestiones en las que se observaron diferencias significativas entre las cinco naciones que fueron objeto de análisis, siendo los familiares españoles los más descontentos en este apartado.
En lo que se refiere a los servicios disponibles, el balance general fue bastante negativo. Más de la mitad de los participantes en la encuesta no disponía de apoyo domiciliario, centros de día o residencias. Globalmente, el porcentaje de los familiares de enfermos que tenía acceso a atención en su hogar financiada con fondos públicos se situaba en el 35%. En España, el 76% de quienes disponían de algún tipo de ayuda tenía que costeársela por su cuenta. Finalmente, en términos generales, sólo el 17% estaba satisfecho con el nivel de atención a los ancianos en su país.
Un dato que llama la atención en esta encuesta realizada por la organización Alzheimer Europe en colaboración con Lundbeck es que, en España, únicamente el 23% de los enfermos sabía que padecía la dolencia, frente a un 64% en el resto de los estados. A Micheline Selmes, presidenta de la Fundación Alzheimer España -la institución responsable del estudio en nuestro país- no le sorprende esta diferencia. Aunque matiza que esta actitud ha ido cambiando en los últimos años, asegura que la familia «sigue queriendo sobreproteger al enfermo».
Para Selmes, este trabajo demuestra, una vez más, que la demencia «es un problema muy importante que está infravalorado por el conjunto de las instituciones sanitarias». Con él se ha logrado «perfilar un poco más el papel del cuidador informal, que es el que está soportando toda la carga». Los familiares de los afectados siguen atendiéndolos en sus casas y, al igual que en otros países del área mediterránea, apenas recurren a las residencias, a pesar de que gran parte de estos parientes son mujeres trabajadoras.
Según afirma, el sondeo constituye una prueba más de que «España está a la cola de Europa en el nivel de bienestar social». Los cuestionarios fueron cumplimentados entre 2005 y 2006, pero Selmes asegura que la Ley de Dependencia aprobada en 2007 aún no ha servido para mejorar la situación.
El mundo
28/02/2008