Científicos británicos de la Universidad de Sunderland están realizando un sorprendente experimento, de alcance terapéutico, con un casco especial que podría servir para tratar el mal de alzheimer.
El prototipo de casco en cuestión emite luz infrarroja con unos niveles muy bajos de radiación que, según los investigadores de la Universidad de Sunderland, puede llegar a estimular el crecimiento de las neuronas y de esa forma combatir la enfermedad.
Las pruebas realizadas con ratones han demostrado, por ejemplo, que con este novedoso procedimiento se ha conseguido mejorar la capacidad de aprendizaje de los roedores, lo que apunta a un amplio abanico de posibilidades, no sólo al mal de alzheimer. Los correspondientes ensayos en seres humanos están planificados para el mes agosto de este mismo año. Los tratamientos que hay en la actualidad para el alzheimer retrasan el avance de la enfermedad, pero no revierten la pérdida de memoria, no consiguen que el paciente mejore.
La terapia mediante rayos infrarrojos fue desarrollada en un principio para el tratamiento de herpes. Sin embargo, cuando los científicos estudiaron en detalle su funcionamiento, descubrieron alborozados que paralelamente estimulaba el crecimiento de las células y, por lo tanto, podría aplicarse para tratar otros escenarios terapéuticos.
Concretamente, en las pruebas llevadas a cabo en personas con demencia, de los nueve tratados ocho mostraron una mejoría significativa, según señaló el doctor Gordon Dougal, director de la compañía de investigación médica Virulite, que desarrolló inicialmente el tratamiento para el herpes.
Para que el tratamiento fuese más eficaz y seguro, Dougal desarrolló posteriormente un casco que baña el cerebro con luz infrarroja de muy baja frecuencia y que debe usarse solamente diez minutos al día. Este nuevo método no sólo pondría freno a su avance del alzheimer, sino que podría revertirlo de forma parcial.
Según Dougal, a medida que las células envejecen, pierden la capacidad de repararse y regenerarse, lo cual resulta en pérdida de la memoria. «En la actualidad, lo único que se puede hacer con la demencia es aminorar la velocidad a la que avanza. Este nuevo método no sólo pondría freno a su avance, sino que podría revertirlo de forma parcial», ha indicado el científico.
Por su parte, la Sociedad del Alzheimer considera que esta técnica tiene un potencial interesante. Un portavoz de la Sociedad indicó que «un tratamiento que revierte los efectos más que detener los síntomas temporalmente puede llegar a cambiar la vida de cientos de miles de personas que padecen esta devastadora enfermedad. Estamos interesados en que se hagan más pruebas para determinar si puede mejorar esta condición en los seres humanos».
Hasta el momento, los avances más prometedores se están realizando mediante experimentos con vacunas. Se basan en la posibilidad de entrenar al sistema inmune para que ataque la placa beta-amiloide causante de la enfermedad; la vacuna podría revertir la deposición de amiloide en las células nerviosas y de esa forma detener la enfermedad e incluso conseguir que el paciente mejore.
Los resultados iniciales que se han realizado en animales fueron prometedores. Sin embargo, cuando las primeras vacunas se probaron en seres humanos, en el año 2002, se desataron inflamaciones cerebrales, concretamente meningoencefalitis, en una pequeña aunque significativa proporción de los participantes en el estudio, por lo que se detuvieron las pruebas. El chequeo continuó y se observó cierta mejoría en lo que respecta al freno del progreso de la enfermedad. Recientemente, se ha descubierto que la inflamación cerebral estaba producida por una serie de péptidos que se incluían con la vacuna AN-179, por lo que se está investigando suprimirlos.
La Nueva España
18/01/2008