En torno al 11% de la población canaria es disléxica, personas que, según Rosie Wood, especialista en Terapia de Dificultades del Lenguaje, el sentimiento más importante que experimentan "es el de la frustración" que, a su vez, advirtió, "puede provocar otros más fuertes, que pueden llevar a una depresión".

Wood describe como detonante de esta situación "la realidad del alumno que tiene que ir a un centro escolar a vivir sin poder estar a la misma altura de los compañeros", una situación "muy frustrante para niños que son muy inteligentes".

En este sentido, añadió que se genera este conflicto porque la forma en la que se puede demostrar en el colegio la inteligencia es por medio de la lectura y la escritura, "que son, justamente, las facultades que tienen alteradas".

Esta especialista, ex directora del Helen Arkell Dyslexia Center, de Londres, y cofundadora del Real Instituto de Terapeutas del Lenguaje, especializado en dificultades del aprendizaje, también recordó las situaciones complejas que viven muchos padres, pues comentó que hay estudios que indican que cuando hay una persona con dislexia en la familia, puede haber otros miembros con estas dificultades de aprendizaje, "lo que origina en muchos progenitores una frustración muy grande".

En cuanto a las herramientas de detección temprana, Rosie Wood dijo que las carencias en este terreno "están extendidas por todo el mundo", pues precisó que el problema no depende de los países o la lengua que se hable", pues a su juicio, "dependiendo de la lengua, la dislexia se presenta de forma diferente".

En cuanto a las esperanzas de abordar esta problemática con garantías y seguridad por parte de todos los sectores implicados en la enseñanza, Wood afirmó que "hay mucho que se puede hacer para que una persona con dislexia pueda sentir que puede tener éxito", mediante la aplicación de diferentes técnicas.

En cuanto a las relaciones cotidianas de estos niños con su entorno y el grado de comprensión hacia su problemática, Rosie Wood puso de manifiesto que la cuestión principal para el acercamiento a la realidad de estos niños "es la concienciación".

Asimismo, añadió que "donde hay que hacer más énfasis es en favorecer técnicas, informar y sensibilizar y que se conozca el problema, con el fin de facilitarles la vida, pues el problema principal es la falta de información a los padres y a los profesionales, para que sepan cómo se pueden sentir y cómo ayudar también a los afectados".

Además, explicó que en Inglaterra "no sólo se eleva el nivel de concienciación de los docentes, sino que se le da también una formación específica, para que tengan un conocimiento básico de lo que es la problemática y para que sepan lo que está ocurriendo a cada niño".

El día a día de un disléxico transcurre no sólo con los problemas de lectura y escritura, sino que se expanden al aprendizaje de la tabla de multiplicar, o a aspectos sencillos como leer correctamente la hora o atarse los cordones, vestirse o comer, que se convierten en auténticos conflictos. Señaló que los niños disléxicos tienen una memoria a corto plazo más limitada, por lo que "no recuerdan cuando se les dan varias órdenes a la vez y, hay que ir paso por paso con ellos".

Por su parte, Anita Pestaña, presidenta de Dislecan, asociación que ha organizado estas jornadas, mostró cierta esperanza ante el compromiso que pueda adquirir la Administración canaria con esta realidad, que, dijo, "parece que se está elevando poco a poco". Como madre de una persona disléxica, también hace especial énfasis en las dificultades que se presentan a la hora de detectar un caso, cuando, dijo, en cada aula puede haber hasta dos alumnos con esta disfunción. Pestaña dijo, que dependiendo de las edades, la detección tiene mayor dificultad, aunque abogó por prestar más atención al principio de la enseñanza, "ya que cuando llegan Primaria, ya es muy tarde".

El comportamiento de estos niños en el colegio es significativo, "pues desarrollan una fobia escolar muy fuerte, sicosomatizando los problemas a través de dolores de cabeza o estómago, con agotamiento y falta de concentración". No obstante, hay otros aspectos de las dificultades de aprendizaje como las disgrafía o déficit de atención con o sin hiperactividad, que solapan la dislexia.

La presidenta de Dislecan negó que la dislexia sea una enfermedad, "y no sólo es darle la vuelta a las letras, pues es algo más gordo", aunque dijo que, "con una detección a tiempo y un aprendizaje para una forma diferente de pensar, se puede ayudar mucho". En definitiva, puso de manifiesto "la falta de información y formación muy grave que hay en Canarias", aunque mostró ciertas esperanzas porque la Facultad de Psicología de la ULL ha incluido en algunas asignaturas este tipo de dificultades.

El día Canarias
16/11/2007