Les llaman niños, pero han dejado de serlo. Son hombres y mujeres con Síndrome de Down. Sus expectativas crecen conforme pasan los años.

“Más grande, me gustaría trabajar como mi papá, como ingeniero, en una empresa”, expresó Edgar Garrido, de 29 años.

Para quienes tienen Síndrome de Down la preparación es constante. Asistir a una escuela especial les permite contar con mayores herramientas para enfrentarse a la vida.

“Por ejemplo, pintura, danza, computación, ajedrez y eso, no”, indicó Natalia López, de 24 años.

Sin embargo, integrarse a la vida laboral sigue siendo el mayor reto. Obtener un trabajo implica para ellos demostrar que el síndrome no significa "incapacidad".

“Son adultos y los tratamos como tal, como adultos, porque pues en realidad eso son, o sea, hay que preparalos bien pues para salir”, señaló Alicia Díaz, tallerista de la Comunidad Down A.C.

“Adquieren la conciencia de la responsabilidad, de la independencia”, apuntó Patricia de la Peña, coordinadora del proyecto laboral de Comunidad Down A.C..

La asociación civil "Comunidad Down" consideró que antes, la percepción de la sociedad respecto al Síndrome de Down era equivocada.

“Y lo que veríamos sería una total desinformación, ocultamiento, vergüenza, falta de atención médica y una gran, gran ignorancia”, declaró Ana María Olivera, directora de la Comunidad Down A.C.

Sin embargo, sigue persistiendo el rechazo y la discriminación.

“Había hecho un comentario fuera de lugar. Dijo " tengo que ser mongólico para aparecer en la revista Viva". Yo a esto me reí y a su vez me dolió”, comentó Mariano González, de 24 años.

La presidenta del Consejo Consultivo del DIF, Margarita Zavala, consideró que el trabajo por la comunidad Down beneficia a toda la sociedad: “No sólo por lo que necesitan también ellos trabajar fuera y darle a la sociedad, sino por lo que la sociedad necesita también de estos niños, que crecen y que los necesitamos afuera produciendo, trabajando, ayudándonos”.

OnceTV
6/10/2007