Cuando un niño no habla cuando ya debería hacerlo o no utiliza el lenguaje de una manera adecuada a su edad, es decir, habla mal, construye mal las frases, usa una sintaxis muy simple o no comprende bien lo que le dicen (algo que puede detectarse entre los dos o tres años), hay que acudir al especialista. Lo mismo cuando una ronquera dura más de diez días, si existe una tartamudez o si se produce una afasia (pérdida de capacidad de expresión que puede manifestarse porque el sujeto no encuentra las palabras que busca para expresarse o porque, por ejemplo, utiliza otra distinta o una inventada) después de un accidente que afecte al área cerebral que controla el lenguaje.



Pero ¿cuál es el especialista al que hay que acudir? Pues existe una especialidad médica (no reconocida sin embargo aún como tal) que trabaja estos aspectos y que se coordina, o al menos eso sería lo ideal, con el otorrinolaringólogo y por supuesto, con el logopeda. Con el primero, porque cuando el otorrino detecta que el paciente necesita rehabilitación se lo deriva al foniatra, y al revés, si éste detecta en las cuerdas vocales por ejemplo un pólipo o quiste que hay que operar, lo remite al otro. Por otro lado, el foniatra necesita del logopeda que es el profesional que ejecuta la rehabilitación y está día a día con el paciente en la realización de las sesiones y ejercicios. En todo este entramado el papel del foniatra es, según se define la especialidad, la prevención y diagnóstico de las alteraciones de la voz, el habla, el lenguaje y la audición si afecta a los niveles anteriores.



Como lo explica el foniatra gaditano José Manuel Roques, el foniatra sería como " el médico rehabilitador que estudia el problema y construye el plan de trabajo y el logopeda sería el fisioterapeuta, que lo ejecuta y además colabora con el médico en detectar las peculiaridades de cada caso".



Visto lo visto, la labor del foniatra como médico es importante, sin embargo, no está reconocida y la mayoría no la conocen.



De este modo los casos más frecuentes que tratan los foniatras, al menos conforme a la experiencia del doctor Roques en Cádiz, están los de voz y lenguaje tanto en niños como en adultos.



El caso más preocupante y en el que es más necesario acudir al especialista cuanto antes, algo sólo posible si los padres y el pediatra están informados al respecto, es el de los niños con patologías del lenguaje. Esto dado que, como explica José Manuel Roques, significa que si se le coge a tiempo el pequeño pueda llevar una vida normal y expresarse sin problemas. Algo que sin embargo es muy difícil conseguir a edades más avanzadas. Puede significar, como apunta Roques "hipotecar el futuro de una persona inteligente" si no se trata. Otras veces los casos de problemas del lenguaje son más complicados pues pueden ir asociadas a espectro autista o deficiencias intelectivas.



Con todos estos niños suele trabajarse jugando. La rehabilitación consiste en dos sesiones semanales de unos 45 minutos normalmente durante unos años.



Los problemas de voz pueden aparecer por lesiones, como operaciones, tumores, o pólipos o sin ellas. Normalmente se da más en personas que utilizan su voz para trabajar como es el caso típico del profesor. Aquí el papel del foniatra es localizar cuál es el problema y el del logopeda poner en práctica el plan de ejercicios necesario para corregir los defectos que hacen que se dañen las cuerdas vocales.



También se ven problemas del habla como el más habitual y leve que es el problema de pronunciación de algún fonema, el más frecuente el de la "r". Asimismo, tal como ya se ha comentado también trabajan con personas que han sufrido un traumatismo craneoncefálico que ha derivado en una afasia. Y otra de las situaciones, es lo que se llaman problemas deglución, es decir, cuando el paciente tiene dificultades para ingerir alimentos.



La Sociedad Médica Española de Foniatría (SOMEF) reclama soluciones a una situación que afecta tanto al paciente como a los profesiones implicados en esta actividad asistencial. Aunque vienen solicitando desde hace muchos años una regulación de esta actividad médica que entienden imprescindible, dicha regulación no llega.

Diario de Cadiz
29/09/2007