Más del 40 por ciento de los niños con autismo que reciben una educación individualizada en las condiciones adecuadas alcanza niveles de funcionamiento social, según declaró a LA NUEVA ESPAÑA Luis Antonio Pérez-González, profesor de la Universidad de Oviedo y director del curso de verano sobre los tratamientos del autismo y del síndrome de Asperger. Estos niños, según el profesor Pérez-González, llegan a alcanzar los niveles de funcionamiento social, desarrollo del lenguaje e intereses correspondientes a los demás de su edad y, por ello, dejan de ser considerados niños con autismo.
Los tratamientos basados en el análisis de la conducta son, según los especialistas, los únicos que se han mostrado efectivos. El más novedoso destinado a niños con autismo es el sistema Cabas, y su creador, el doctor norteamericano Douglas Greer, profesor de la Universidad de Columbia, lo presentó la pasada semana en la Universidad de Oviedo. Según explicó Greer, se desarrolla en base a las necesidades de cada alumno y a su respuesta personal ante la instrucción de los profesores. En palabras del doctor, «hablar, escribir y leer son los tres objetivos fundamentales de la enseñanza».
El sistema Cabas se caracteriza por analizar de forma muy detallada el efecto que tiene cada componente del aprendizaje en el niño. Para ello se toman datos continuamente y se realizan gráficos. Con este análisis, se diseñan todas las tareas de las personas y todos los procedimientos de la enseñanza. El alumno es el eje central de un proceso organizado. Según el Doctor Greer, se trata de «una ciencia de la enseñanza guiada por el alumno», que se apoya, a su vez, en los padres, los profesores, los asesores de los profesores, la junta de Cabas y los programas universitarios. «Tenemos de cuatro a siete maneras de aprendizaje basadas en originales técnicas para desarrollar el lenguaje y motivar a los niños con autismo», explicó.
Lo novedoso de este tratamiento radica en que aplica los procedimientos que se ha comprobado científicamente que son efectivos para enseñar y, además, se adaptan a cada niño. Asimismo, permite conocer si cada alumno aprende con el tratamiento que se le está aplicando, lo cual ofrece la posibilidad de modificarlo en caso de que no sea efectivo. Constituye una fórmula revolucionaria en este tipo de trastornos. «Nosotros sabemos cómo cambiar el desarrollo de los niños», afirmó el doctor estadounidense.
La Nueva España
15/09/2007