Chiquito y Cenizo me saludan con un resoplido y un coletazo. Las mulas son demasiado fuertes como para tener que preocuparse por los buenos modales.
Trabajan duro y lo hacen mejor que cualquier otro animal o que cualquier invención humana.
Estas mulas son muy especiales: se les conoce como "bibliomulas" y están ayudando a llevarles los beneficios de la lectura a personas que están aisladas de gran parte del mundo que los rodea.
Mi caminata comenzó en el valle de Momboy, en Trujillo, uno de los tres estados andinos de Venezuela.
Éstas son las estribaciones de los Andes, pero son bastante altas, en especial si uno tiene que caminar.
Iniciativas comunitarias
La idea de llevar libros en mulas hasta los pueblecitos montañosos surgió en la Universidad de Momboy, una pequeña institución que se enorgullece de sus iniciativas comunitarias y de hacer mucho más de lo que la ley les exige a las universidades venezolanas.
Nos acompañaba un guía local, Ruan, quien conoce muy bien a las mulas.
Él les daba órdenes, engatusándolas delicadamente cuando iban cuesta arriba, a un paso lento y pesado, pero firme.
El camino, con profundos surcos, seco y polvoriento, serpenteaba hacia las alturas
Y el sol me golpeaba en la nuca.
Todos íbamos jadeando, excepto Ruan.
Mula nueva
La universidad ha adquirido una nueva mula y la van a dejar en Calembe para que los pobladores la cuiden, algo que a Javier le parece muy buena idea.
Con ella podrán llevar libros a zonas más remotas de las montañas.
Dejamos Calembe con una cálida despedida.
Para mí estaba claro que dejaba atrás un lugar donde existe un fuerte sentimiento de comunidad.
Esta biblioteca móvil de cuatro patas no sólo mantiene vivo a este lugar. También lo ayuda a prosperar.
BBC
7/09/2007