El menor nivel educativo de los trabajadores se traduce directamente en pérdida de salario. Este motivo sitúa los ingresos reales de los españoles a un 20% de los de los grandes países de la UE y a un 40% de EEUU.
El mal nivel educativo español les cuesta a los españoles mucho más que su imagen. Ya no se trata sólo de que exámenes internacionales, como el informe PISA elaborado por la OCDE, sitúen a España entre los países menos preparados. Se trata de que la falta de formación de los trabajadores, en comparación con los profesionales de otros países, se traduce directamente en una pérdida de sueldo. En concreto, de un 20% respecto al nivel salarial de los grandes países de la Unión Europea, y de un 40% respecto a Estados Unidos.
Se trata de las conclusiones a las que ha llegado la Oficina Económica del Gobierno tras analizar el impacto de la actual escolarización en el desarrollo profesional de los trabajadores.
La explicación es sencilla: "La escolarización media de los adultos en España es de 9 años, por detrás de la de Estados Unidos (de 13 años) y de la de los países más avanzados de la UE (de 11 años)", explica en su informe la Oficina Económica del presidente del Gobierno. Así, "cada año de escolarización aumenta el salario real un 10%", añaden los asesores de Zapatero. Y, "de este modo, el menor nivel educativa español explicaría unas diferencias en términos de salarios reales del 20% con respecto al bloque europeo más avanzado y del 40% con EEUU".
El Gobierno es consciente de esta situación y de su impacto económico: los menores salarios se convierten en una menor capacidad de consumo, en un menor ahorro, peor cobertura privada frente a la jubilación, y, en definitiva, en un menor desarrollo de la maquinaria económica nacional en su conjunto. Y conoce la radiografía del sistema educativo con el que ha de lidiar. España, de hecho, se ha convertido ya en el tercer país (tras Malta y Portugal) que, matemáticamente, ha dicho adiós a los objetivos comunitarios de Lisboa 2010. Porque, con la actual tendencia, se tardaría 70 años en cumplirlos.
Entre los objetivos recogidos en ese acuerdo, figuran exigencias tan aparentemente necesarias en una economía moderna como la reducción del abandono escolar prematuro a un nivel inferior al 10%, conseguir que el 82% de los ciudadanos con 22 años haya completado estudios de educación secundaria, o el crecimiento de un 15% de los licenciados en matemáticas, ciencias y tecnología.
Así, por ejemplo, si Lisboa exige un 85% en 2010, España se queda, según los datos a cierre de 2006, 23,4 puntos por debajo de esa meta. Pero, además, desde 2000 no sólo no se ha avanzado, sino que se han perdido más de cuatro puntos.
Según un estudio elaborado por la publicación especializada Magisterio, los datos de 2006 y las tasas de escolarización españolas de los últimos años hacen matemáticamente imposible que España pueda llegar a los objetivos de convergencia de los sistemas educativos en 2010 al menos en dos indicadores: abandono educativo temprano y nivel de logro educativo entre los jóvenes. Según este análisis, las exigencias de Lisboa no se cumplirían ni siquiera regalando un título de Bachillerato o de FP de grado medio a todos los alumnos de 17 años matriculados en el sistema educativo.
Los organismos internacionales destacan igualmente el impacto económico del abandono de los estudios. La OCDE ha alertado, en su último informe From Education to Work, de que en los 25 países analizados, más de 7,5 millones de estudiantes de 20 a 24 años no recibe formación alguna. Este colectivo, además, no habría completado la enseñanza secundaria. Según la OCDE, España, donde más de una cuarta parte de los jóvenes de 20 a 24 años abandona su educación, se encuentra entre los países con peores tasas de éxito estudiantil en la enseñanza secundaria postobligatoria (bachillerato o formación profesional).
Expansion
11/08/2007