Quienes tienen deficiencia auditiva desarrollan sus destrezas por medio de la musicoterapia. Esta técnica se aplica con éxito en el Instituto de Educación Especial María Buitrón de Zumárraga con sede en Portoviejo

Aunque los menores son sordos mueven sus cuerpos y aquellos que desconocen detalles de su discapacidad dirían que escuchan a la perfección la música. María Victoria Gonzembach es la docente de los niños especiales. Asegura que es una experiencia singular.

“Lo que se quiere es ayudarles a comunicarse y a integrarse mejor en la sociedad. Los participantes desarrollan muy bien su expresión corporal”, dice Gonzembach. Es el silencio en movimiento.

Ella define la musicoterapia como el uso de sonidos, ritmo, melodía, armonía y otros elementos de la música para facilitar y promover la comunicación y el aprendizaje



Coreografías

Los ensayos de esta terapia no se quedan en las aulas, sino que trascienden. Cada año los niños que practican la musicoterapia exhiben la coreografía que han venido ensayando durante todo el año. Es un festival al que asisten padres de familia e invitados especiales. El evento suele realizarse a finales de año.

Al margen de esto, Isabel Alcívar, directora del Instituto de Educación Especial María Buitrón de Zumárraga, señala que la musicoterapia tiene una concepción de la música muy amplia y no distingue entre buena y mala música. “Desde el punto de vista de la musicoterapia cualquier persona puede hacer música, incluso sin tener ningún tipo de educación musical”, dice.



Objetivos

Una de las bases de esta práctica es reconocer que gran parte de las enfermedades tienen su origen en el cerebro.

El esquema básico de trabajo en esta disciplina contempla tres aspectos: la interacción positiva del paciente con otros seres, la autoestima y el empleo del ritmo como elemento generador de energía y orden.

Diario Ecuador
28/06/2007