Desde el año 2000 el equipo de Artec tiene entre manos un proyecto para ayudar a mejorar las formas de comunicación y socialización de personas con autismo. «Se trata de recrear un entorno social, pero introduciendo alguna variación, a través de personajes de cómic, por ejemplo», explica Marcos Fernández. En algunos casos, se intenta «proporcionarles nuevas formas de pensamiento, ya que estos niños suelen tener una forma de pensamiento muy lineal».
Además, están trabajando en dispositivos de asistencia. «Estas personas tienen problemas de organización del tiempo, no saben cuándo tienen que realizar una tarea o por cuánto tiempo deben llevarla a cabo. Nosotros con indicaciones de sonido o con una barrita que indique el paso del tiempo podemos ayudarles a mejorar en ese aspecto». La complejidad del problema y la diversidad de grados de autismo hace necesario que los simuladores se adapten a cada uno de ellos, algo que, por otra parte, debe hacerse con casi todos los dispositivos de realidad virtual.
Otro de los proyectos de cariz social en los que trabaja este centro de la Universidad de Valencia está relacionado con las personas con síndrome de down. En este caso, la realidad virtual se está aplicando a programas de inserción en el colegio o en el entorno laboral. La realidad virtual permite recrear situaciones con las que los usuarios se encontrarán después en su vida diaria y les ayuda a familiarizarse con ellas.
ABC
7/06/2007