El alzheimer es una enfermedad que tiene una marcada repercusión psicológica en los cuidadores. Según Soraya González, psicóloga de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Cantabria (AFAC), «lo primero que necesitan es aceptar el cambio radical que implica para su vida descubrir que un ser querido sufre la enfermedad. Incluso asimilándola bien, los familiares tienen una gran sobrecarga física, emocional y psicológica en general, porque estos enfermos demandan atención 24 horas los 365 días del año».
En centros como los que tiene en Santander la Asociación de Familiares de enfermos de Alzheimer de Cantabria, la atención a los cuidadores es una prioridad. «Para una sola persona-dice Soraya-, ocuparse de un enfermo de alzheimer es demasiado. Nosotros intentamos aliviar de alguna manera su carga, a veces, con gestos tan sencillos como el de escucharles u orientarles , porque muchas veces están perdidos y desinformados sobre la enfermedad y no saben como enfrentarse a ella».
Para esta psicóloga que atiende cada día a muchas personas que conviven con el alzheimer hay una cuestión clave; «es necesario normalizar el alzheimer. Es una enfermedad cada vez más común, por mucho que haya quienes se apresuren a negar que algún familiar la padece o por mucho que la sociedad la conciba casi como una maldición». «Si no se empieza a aceptar como lo que es, una enfermedad dura, no se podrá aprender a sobrellevarla».
Los profesionales suponen que esta norma va a proporcionar a los familiares más recursos, más medios humanos, sobre todo personal especializado en el cuidado a estos pacientes y, en definitiva, resume Soraya, «más dinero, porque esta enfermedad es muy cara y hay muchas pensiones que no dan para cubrir las facturas y muchas economías familiares que se ven desbordadas por los gastos». Sólo con escucharles y orientarles, hay familiares que se sienten aliviados
Diario Montañes
17/04/2007