Cuanto más autonomía tengan los enfermos de Parkinson, como en otras patologías crónicas, mejor para ellos y para sus cuidadores. Así lo afirmó el fisioterapeuta José Ramón Asiain, en unas jornadas de la Asociación Navarra de Parkinson. Paciencia, planificar, ser autónomo todo lo posible, moverse... fueron algunos consejos. Y recalcó que estos enfermos no tienen mermadas sus facultades intelectuales.
El Parkinson es un mal crónico y degenerativo, que afecta a zonas del sistema nervioso central que controlan los movimientos del cuerpo, la marcha, el equilibrio, etc. Hoy no tiene cura, aunque sí hay medicación para los síntomas y terapias diversas. En Navarra hay unos 1.200 afectados. Es más habitual a partir de los 60 años pero puede aparecer antes.
Según explicó Asiain, fisioterapeuta de la asociación, los síntomas varían de unos enfermos a otros y no hay dos casos iguales. Sin embargo, sí que hay una serie de síntomas comunes o que aparecen con más frecuencia: temblores, lentitud de movimientos, torpeza, rigidez, pérdida de armonía del movimiento, inexpresividad, problemas para hablar, trastornos de la postura, momentos de bloqueo (quedarse «clavado» sin poder moverse)...
Movimiento y vida diaria
Estos problemas de movilidad de articulaciones y músculos pueden ocasionar dolores (en un tercio de los casos), cambios en la marcha, deformaciones en manos, piernas y columna, problemas respiratorios, etc., lo que a su vez conlleva limitaciones para caminar, detenerse, levantarse de la cama o echarse, sentarse, actividades de la vida diaria como cocinar o asearse...
Hay pacientes que van empeorando con el tiempo y otros que se mantienen durante largos años con pocos síntomas. Además del tratamiento farmacológico, la fisioterapia, la logopedia y la psicoterapia ayudan a mejorar la calidad de vida. También hay avances en neurocirugía.
Sin embargo, José Ramón Asiain dejó claro que estos pacientes, aunque físicamente adopten movimientos y posturas extrañas o parezcan inexpresivos, «no tiene mermadas sus capacidades intelectuales». «No se les puede tratar como si fueran tontos», indicó, añadiendo que ello puede deprimir y dañar psicológicamente a los afectados.
Por la misma razón, recomendó a familiares y amigos prestar «máxima atención» al paciente cuando trata de comunicarse, darle tiempo, animarle a hablar más alto, etc., en vez de tirar la toalla y dejarlo por imposible. Y es que la «paciencia», dijo, es fundamental, tanto para el propio paciente como para el cuidador. «Hay que tomarse las cosas con calma», declaró el experto.
También llamó a ser prácticos y a planificar horarios y rutinas para adecuarse a las limitaciones que ocasiona la enfermedad. Por ejemplo, retirar alfombras y otros obstáculos del hogar que puedan provocar caídas o golpes, utilizar adaptaciones en el aseo y la ducha, realizar actividades en aquellas horas en las que el paciente se sienta mejor...
Actividad y prevención
Eso sí, animó a mantenerse activos (pasear, hacer ejercicios en casa o en alguna actividad organizada...), conservando la mayor autonomía posible para vestirse, lavarse, comer, etc., ya que ello «beneficia tanto al propio enfermo como al cuidador».
Por un lado, dijo, puede evitar el empeoramiento motor del paciente -cuanto menos se mueva, menos se podrá mover, es un círculo vicioso- y por otro lado, indicó, evitar la sobrecarga del cuidador. Además, Asiain recalcó que «hay que borrar la palabra inútiles del vocabulario».
Diario de Navarra
25/02/2007