Delfines y seres humanos parecen tener un nuevo elemento común: el Mal de Alzheimer, el cual puede afectar a ambas especies, además de la creciente creencia de que la interacción ayudar a enfrentar la enfermedad.
Nadar con delfines es terapia utilizada con algún resultado para problemas del sistema nervioso central y trastornos psíquicos, pero la investigación de María Carolina Gallego, bióloga marina y Doctora en Genética y Desarrollo, apunta en otra dirección.
Según la especialista de la Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Nacional (UNEFA) de Venezuela, varamientos de delfines puedan ser consecuencia de una neurodegeneración de tipo Alzheimer de los cetáceos.
Estos mamíferos marinos gozan normalmente de larga vida, lo cual explicaría algunos varamientos masivos, provocados por un líder con Alzheimer.
De acuerdo con el estudio, la enfermedad puede generar problemas en la eco localización, comunicación y localización geomagnética de los animales y llevar a la desorientación.
Según un boletín de la UNEFA, como parte de las investigaciones se detectaron en algunos delfines placas de proteína beta amiloide, característica en los cerebros afectados por ese mal.
De ello se puede deducir que los cetáceos presentan una neurodegeneración del tipo Alzheimer característico de algunos mamíferos terrestres.
De otro lado, gana espacio en el mundo la llamada delfinoterapia, consistente en la interacción en una piscina de pacientes de varias enfermedades con los cetáceos.
Expertos venezolanos que practican este tratamiento aseguran que contribuye a mejorar la salud de personas con problemas del sistema nervioso central como autismo, síndrome de Down, parálisis cerebral o retraso psicomotor.
Asimismo, han observado mejoramientos en personas afectadas por trastornos psíquicos, drogadicción, alcoholismo, stress y Alzheimer.
Quienes apoyan este enfoque indican que las ondas ultrasónicas transmitidas por los sonares de los delfines aumentan los niveles de endorfina, sustancia tranquilizadora del sistema nervioso.
En Venezuela la terapia se aplica en el estado Nueva Esparta desde hace nueve años con buenos resultados, según evaluaciones de la psicopedagoga Laura García, de acuerdo con informaciones difundidas por el Dolphin Research Center.
García aclara que no se trata simplemente de nadar con delfines, sino con especímenes especialmente entrenados y bajo la dirección de un "delfinoterapeuta".
Aunque falta mucho por definir sobre la relación entre el hombre y el delfín, y pese a dudas de algunos sobre la real efectividad de la terapia, las investigaciones constituyen un terreno de perspectivas que tiende a acercar más a las dos especies.
Prensa Latina
31/01/2007