La aparición, duración, intensidad y percepción de la lumbalgia no dependen solo de los desórdenes fisiológicos. También del estrés, la actitud mental y las ideas erróneas de quien la sufre.
La conexión psicosomática es cada vez más tenida en cuenta por los especialistas en los problemas lumbares, quienes comprueban cómo los problemas de la psique repercuten en la espalda.
"El estrés puede favorecer el dolor de espalda por un doble mecanismo: probablemente puede alterar, aumentándola, la percepción del dolor y, además, la tensión nerviosa puede provocar un aumento del tono muscular y facilitar la aparición de contracturas", señala el psicólogo Jaime Ballesteros, que se especializa en ergonomía y salud laboral.
No se quede quieto
Es importante la actitud mental del paciente ante el dolor: hay quienes se asustan y temen por su futuro, pensando que cada vez que notan una molestia su lesión se agrava.
Descansan mucho, evitan la actividad física, esperan a que el dolor mejore y suelen abusar de los medicamentos, sobre todo calmantes.
En cambio los pacientes que confían en que el dolor se irá o que pueden adaptarse a él, llevan una vida tan normal como pueden, siguen activos y van a trabajar, evitando solo aquello que realmente el dolor les impide hacer.
"Estos tienen menos riesgo de volver a padecer dolores, y si aparecen estos duran menos, comparados con los que se estresan, lo que supone un riesgo adicional para su espalda; además, se angustian y deprimen, lo que hace que tiendan a magnificar el dolor", señalan expertos de la española Fundación Kovacs.
La insatisfacción con el puesto de trabajo también eleva el riesgo de padecer dolor de espalda e incrementa el período de incapacidad, debido a un mecanismo similar al del estrés y a la somatización inconsciente de la insatisfacción vital en forma de dolor de espalda.
"Para afrontar el dolor conviene tener una actitud positiva ante las molestias y evitar obsesionarse con ellas; para prevenirlas hay que evitar la ansiedad, que facilita la contractura muscular y es nociva para los problemas de columna, y controlar las sobrecargas emocionales, o al menos expresarlas, ya que repercuten negativamente en la espalda", señalan los expertos.
El dolor de espalda es muy frecuente, pero es excepcional que se deba a una enfermedad grave, e incluso si es muy intenso no significa que haya alguna lesión. En la mayoría de los casos mejora sin tratamiento médico o mediante uno muy sencillo.
Por regla general, el reposo en cama durante más de uno o dos días es perjudicial para la espalda. En cambio mantenerse activo ayuda a recuperarse antes y a prevenir futuros problemas. Entre más pronto se reinicie la vida normal, más rápido se mejora.
La actitud cuenta
Según la Fundación Kovacs, muchas veces la solución a un problema de espalda depende de la percepción que la persona tenga del problema. Según Francisco Manuel Kovacs, "la incapacidad es mayor en quienes creen que deben reposar y rehuir la actividad física para evitar la molestia, y que esta se debe a una lesión irreversible", señala.
En un ensayo británico se demostró que la simple entrega de una información fiable al paciente, conocida como Manual de la Espalda, disminuyó la incapacidad y las creencias de los pacientes en mayor medida, y durante más tiempo, que los consejos posturales y la prevención médica.
A raíz de esos resultados en muchos organismos sanitarios del Reino Unido comenzó a distribuirse este manual, que ayuda a mejorar la evolución de los pacientes, disminuye su angustia y evita consultas médicas innecesarias.
Para ayudarse a uno mismo los expertos aconsejan tener paciencia y no preocuparse ni escuchar las terribles historias que se cuentan. Según la Fundación, "no se puede elegir entre tener o no dolor de espalda, pero sí la actitud para afrontarlo".
Consejos para prevenir el dolor
En términos generales los dolores de espalda se evitan con actividad física regular, es decir haciendo 30 minutos diarios de ejercicio en condiciones aeróbicas, con los estiramientos adecuados. También se recomienda no permanecer sentado más de una hora (dedique, al cabo de este tiempo, tres minutos para estirarse y caminar).
Es clave mantener el peso adecuado, vigilar las posturas, dormir sobre superficies duras (si su condición se lo permite) y visitar al médico cuando sienta molestias.
Si el dolor de espalda es crónico, lo aconsejado es que este sea manejado por un equipo de especialistas que tengan en cuenta la educación cognitiva y comportamental de la persona.
EFE
19/01/2007