Diagnosticar es siempre una tarea riesgosa, pero necesaria, que debe ser enfrentada con rigurosidad científica.

- Un diagnóstico adecuado, nos permite reconocer a cada sujeto en sus necesidades y deseos, estableciendo prioridades de abordaje terapéuticos.
- Toda circunstancia permite diferentes lecturas según desde dónde sea considerada, es por eso que el trabajo debe se TRANSDISCIPLINARIO.
- El constituirnos en equipo nos permite el intercambio de opinión e información profesional entre los distintos especialistas que han contactado con el niño y/o familia, sosteniendo desde un marco teórico compartido el porqué y para qué se brinda cierta información a los demás miembros del grupo.
- Es condición sin ecuanom de este trabajo el sostener una postura ética frente al paciente y a la clínica que nos convoca para poder llevar adelante nuestra praxis.
- Formar parte de un equipo no necesariamente implica compartir un lugar físico, bajo un nombre que nuclee a sus miembros, ni significa renunciar a la responsabilidad que le compete a cada uno de los integrantes del mismo, sino que por el contrario, nos compromete a un trabajo conciliable donde se respete y considere la especificidad del quehacer de cada uno y se trabaje en función de la labor terapéutica. Todo abordaje transdisciplinario requiere explicitar y flexibilizar los límites de las incumbencias profesionales en los campos compartidos, lo que permite transitar los tratamientos y las integraciones socio-pedagógicas de los niños discapacitados con menor riesgo de fracaso.

Para poder trabajar en transdisciplina, cada terapeuta debe dar cuenta de su imposibilidad de decir o saber todo a cerca de algo, de esta manera, además de sus aportes específicos, acercará también sus vacíos y contradicciones, las que quedarán resonando e interpelarán al equipo, para poder así seguir pensando acerca del aprendizaje humano.


“...un cuerpo hecho de partes, de partes que se especializan y de especialistas de partes del cuerpo...”

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