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"Juegan" con su mente para evitar trastornos

La mayoría de las personas piensan que ser niño es ser feliz, con una vida “cómoda” en casa donde incluso puede no haber presiones por las calificaciones en la escuela; sin embargo esto no es así, lamentablemente los niños también sufren de alteraciones mentales como la depresión y ansiedad, pues son sumamente sensibles y muy conscientes –mucho más de lo que creemos- de los problemas económicos en casa; las discusiones entre los padres; y claro, de presiones sociales como la violencia.



Así lo estableció en plática con SUMEDICO la doctora Sandra Schaffer, terapeuta en Educación Especial, quien aplica el tratamiento Neurofeedback, el cual permite a un niño, a través de un sistema similar a un videojuego, aprender a controlar su mente para lograr desarrollar una mayor y mejor concentración tanto en sus actividades académicas como en su relación con otros infantes. Ve video testimonial



Schaffer comentó que los padres deben de reflexionar más respecto al hecho de que los niños tienen manifestaciones de depresión y ansiedad, los cuales pueden confundirse o ser causa de otros tipo de trastornos, como el déficit de atención (TDAH por sus siglas en inglés), así como rasgos de impulsividad y agresión.



Apuntó que si bien no en todos los casos de TDAH la causa puede ser la depresión o la ansiedad, sí se ha constatado que en un importante porcentaje de estos hay situaciones en que los niños no pueden concentrarse en las actividades escolares o en la relación con otros menores, por tener otras “preocupaciones”.



"Y es que al estar preocupados o tristes, los niños no logran concentrarse, desde antes incluso del periodo preescolar, pueden iniciar a percibir las presiones económicas en casa o la ausencia de los padres en momentos que son importantes en sus vidas, como los festivales escolares o las fiestas infantiles (…)



"Yo siempre he dicho que el que uno trabaje no implica que el niño va a generar problemas, porque aquí la situación no es la cantidad de tiempo que estamos con ellos, sino es la calidad de tiempo, porque hay muchos padres de familia que no trabajan y están en la casa pero en el teléfono y en otro tipo de actividades, y finalmente tampoco le están brindando atención a sus hijos”, explicó.



La especialista consideró que hora y media o dos, pero con calidad, pueden ser suficientes sí con esmero, el papá, la mamá o ambos se dan tiempo para supervisar las tareas académicas; platicar con ellos respecto a cómo estuvo su día o leerles un cuento.



“Nuestros hijos deben de ver que tenemos interés en ellos, que son importantes para nosotros (…) El desarrollo preescolar, primaria e incluso en la adolescencia, son muy importantes, y si podemos reforzar esta etapa con equilibrio vamos a generar adultos contentos, equilibrados y con muchas herramientas para desarrollarse”.



Del abandono a la depresión y al TDAH





La doctora apuntó que si no se da la debida importancia cuando un niño manifiesta que se siente solo o bien que tiene malestares como dolores de cabeza, él o ella tienden a aislarse más, “no comparte sus emociones o va a empezar a exacerbar conductas agresivas, con berrinches por ejemplo, porque va a buscar una forma de canalizarlo y de llamar la atención”.



Es entonces cuando se puede pasar al TDAH, reiteró la especialista, al apuntar que los padres deben de atender cualquiera de estas actitudes de los menores, las cuales pueden ser “normales” si no permanecen por tiempo prolongado; “a lo mejor el niño tiene un periodo de una semana o dos en que no tiene ganas de hacer algo, se aisla, puede tratarse de un problema pasajero, pero si esto continúa por tres-cuatro semanas y además se combina con otro tipo de síntomas como los que mencionamos, pues está estableciendo un proceso emocional, por alguna razón que los padres posiblemente desconocen”.



Entre los síntomas de depresión en los niños se encuentran:



Baja autoestima

Aislamiento

Sudor en las manos

Se comen las uñas

Dificultad para relacionarse con otros niños

Problemas de sueño, ya sea insomnio o que duermen de más

Problemas de apetito, sea porque no quieren comer o lo hacen de más



Señales de alerta:



Cambios repentinos de conductos

Baja en el volumen de su tono de voz

Negación a asistir a la escuela

Rechazo a actividades que impliquen esfuerzo mental

Rechazo a actividades, juegos y juguetes que antes le gustaban

Carácter irritable y poco tolerante

http://www.sumedico.com
24/01/2011

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