Tras el concepto de retraso escolar se esconden muchos alumnos con dislexia u otras dificultades de apredizaje no diagnosticados a tiempo. Son los famosos "vagos" que sufren un auténtico calvario cuando saben que sus padres y profesores piensan que no quieren aprender. Sus dificultades en lectoescritura son ya un síntoma.
La dislexia no es una enfermedad, por lo tanto no es algo que haya que curar. La dislexia es una inhabilidad lecto-escritora y a veces también una inhabilidad en la asignatura de matemáticas, por lo tanto es algo que se puede corregir y que aparece en el niño cuando comienza a aprender la abstracción del símbolo o letras y números.
¿Por qué?
Porque es algo que tiene que ver con la forma de aprender del ser humano. Hay personas que aprendemos con el sonido de las palabras y otras mediante imágenes. Estas últimas, son las que tienen más posibilidades de desarrollar dificultades de este tipo.
La habilidad para aprender mediante imágenes la desarrollan más o menos como a los cinco años, por lo que es muy importante a esas edades enseñar los símbolos o la abstracción de las letras de forma visual, auditiva y gráfica, asegurándonos de que el niño relaciona bien el sonido de esa letra con su imagen y todas las posibles grafías de la misma.
Cualquier sistema que se aleje de estos principios ocasionaran el fácil desarrollo de una dislexia.
Algo parecido ocurre con las Matemáticas porque el dígito no deja de ser un símbolo. Este símbolo abstracto hay que relacionarlo con algo concreto, algo que los niños puedan ver y tocar. Ellos aprenden mejor así, es decir, ellos aprenden desde sus habilidades, no desde sus inhabilidades.
SABER ENTENDERLOS
Los disléxicos unas veces son capaces de hacer las cosas bien por la mañana y lo mismo por la tarde hacerlo mal. Con presión y prisa funcionan mal aunque sepan las respuestas. Desconciertan mucho a padres y educadores, por eso se piensa muchas veces que son vagos, también se dice que son inmaduros.
Pero la realidad es que en la mayoría de los casos son niños que trabajan seis veces más y rinden seis veces menos. ¡Cuántos son los padres que dicen; "se sabía la lección al dedillo y llegó la hora del examen y le suspendieron, no supo qué contestar". La pelota del problema se la pasan los maestros a los padres y los padres al niño.
La vuelta del colegio es una tortura con los deberes y la casa se convierte en un infierno. Si no entendemos lo que le pasa a nuestro hijo con el tiempo acudiremos al especialista (psicólogos, logopedas, psicopedagogos, etc.). Cuando se llega al especialista es ya porque los padres están hartos, cansados, y, sobre todo, con mucho miedo e incertidumbre hacia el futuro escolar y laboral de nuestro hijo.
Hoy por hoy sólo se puede saber si una persona es disléxica por sus síntomas, y se puede afirmar que estos síntomas varían mucho de una persona a otra, sobre todo en intensidad. Además algunos síntomas desaparecen o son intermitentes y otros se mantienen. Un menor no tiene porque tener todos los síntomas, pero siempre que tenga una dificultad lecto-escritora o se detecten complicaciones con los números sería bueno atender al niño porque conforme aumenten los contenidos escolares aumentan las dificultades.
OBSERVAR HÁBITOS
Los niños viven la situación con muchos miedos no expresados, sienten una cierta desventaja frente al resto en el colegio, no se sienten comprendidos y, todo ello, genera introversión, frustración, enfado, absoluto desinterés por todo, que con la edad puede derivar en rebeldía y violencia.
Para corregir la dislexia hay que actuar desde varios frentes y con la colaboración de diversos especialistas. Pero en casa la función primordial es de los padres. Pasar tiempo con ellos y que se sientan comprendidos es primordial. Hay que observar sus hábitos y costumbres en casa porque esa será la mejor pista para poder hacer las cosas bien.
SÍNTOMAS ANTES DE LA LECTO-ESCRITURA
- Torpeza psicomotriz fina como : abrocharse cordones de zapatos, colorear… y gruesa como: bajar escaleras, volteretas…
- Dificultad para los juegos de pelota
- Parece que no escuchan, están en su mundo
- A veces falta de equilibrio
- A veces dificultad en pronunciar determinados fonemas
- Otitis serosa de repetición
- Distorsionan el sentido del tiempo, les cuesta aprenderse los días de la semana, meses del año, ayer, hoy, mañana…
CARACTERÍSTICAS
- Su lectura es entrecortada, silábica, imaginativa (se inventan palabras) se pierde de línea y sigue con el dedo.
- A veces tienen falta de comprensión lectora, por lo general en voz baja se enteran mejor que en voz alta.
- Dificultad para comprender los problemas de matemáticas o aprenderse las tablas de multiplicar. Despistes de llevadas, comienzo de las operaciones por el lado izquierdo.
- Mala ortografía.
- En la mayoría de los casos su letra es irregular y en ocasiones ilegible.
- Cometen omisiones, sustituciones e inversiones de letras o palabras.
- El copiado de la pizarra se les dificulta.
- Agarran mal el útil de escritura, sobre todo al principio.
- Posturas inusuales al leer y escribir, se acercan demasiado o tumban su cuerpo con exceso de movimiento en la silla.
- Dolores de cabeza, de estomago y a veces nauseas.
- Son lentos en la ejecución de los deberes, convirtiéndose en una lucha diaria y necesitan que alguien esté con ellos.
- Confusión de derecha e izquierda.
- Mala orientación en el papel y en el giro de las letras y números.
- Lateralidad cruzada.
- Tienen falta de atención selectiva, es decir sólo cuando estudian o hacen los deberes les cuesta concentrase, son dispersos.
- Muy imaginativos, creativos y sensibles.
- Autoestima baja.
- Terrores nocturnos, miedos.
- A veces eneuresis (pis).
- A veces se hacen los payasos de clase.
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18/10/2008