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En un curso normal de primaria en España con tres o cuatro secciones y alrededor de 100 alumnos, probablemente entre seis y ocho de ellos tienen dislexia, según las investigaciones realizadas por Luz Rello, fundadora de ChangeDyslexia, una herramienta para la detección y mejora de este trastorno del aprendizaje. En el mundo, la media sube entre 10 y 15 alumnos, según el DSM–5. De ellos, solo uno o probablemente ninguno sabe que la padece, ya que solo alrededor de 4% está diagnosticado.
Los fondos necesarios para que en el 2030 podamos cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) oscilan entre cinco y siete billones de dólares al año. Cifra exorbitante si la comparamos con los fondos destinados actualmente a la ayuda al desarrollo. Con un examen de 15 minutos y un coste ínfimo podemos conseguir impactar enormemente el ODS 4 (educación de calidad equitativa) y el 3 (salud y bienestar), ahorrando además los fondos invertidos en paliar el fracaso escolar, depresión, y otros problemas sociales asociados, en un colectivo de 700 millones de personas en el mundo (10% de la población); de ellos 12 millones de niños de habla hispana en edad escolar. Según un estudio de KPMG, solo en el Reino Unido los costes asociados a la dislexia en la escuela primaria pueden ascender a 3.000 millones de euros al año. En los países en desarrollo esto se suma además, a los problemas de falta de profesorado en general.
Todos esos niños, sus profesores y padres pensarán que son tontos, vagos o despistados. Por eso, por desgracia, muchos de ellos van a estar condenados al fracaso escolar y relegados a un segundo lugar de por vida. Van a tardar más del doble en hacer los deberes, en leer un texto, en aprenderlo, y como dice Rello, disléxica también, “nunca te vas a creer que el éxito te está pasando a ti”. Ella, licenciada en lingüística, doctora en informática e investigadora en la Carnegie Mellon University, emprendedora social de Ashoka, y con varias nominaciones más a sus espaldas, nunca pensó que iba a terminar el colegio. El primer día que sus notas fueron buenas se puso a llorar desconsoladamente pensando que se habían equivocado de persona. “¿Cómo puede ser la vida tan cruel que ya saco malas notas, ya no tengo amigos, y ahora el colegio se confunde con mis notas?”, cuenta.
La dislexia no es una enfermedad. Se trata de una dificultad específica de aprendizaje que tiene un origen neurobiológico, y que afecta a la lecto-escritura. Según algunos médicos, es una condición tan frecuente que debería tender a normalizarse y ser una característica de la persona.
La dislexia no solamente está relacionada con el bajo rendimiento escolar, sino también con el abandono temprano del colegio, y con la población en riesgo de exclusión. Según un estudio realizado en Suecia, entre la población presa de sus cárceles hay el doble de disléxicos que en la población que no está encarcelada. “Realmente, es un problema social muy serio. A pesar de que no está relacionado con la inteligencia en general, es universal y es súper frecuente”, asegura Rello. Más del 95% de personas que tienen dislexia no lo sabe, y esto les acarrea importantes consecuencias de por vida. Influye en la autoestima, en la inseguridad, así como en el acceso las mismas oportunidades. Aunque también les hace mucho más resilientes al error, tolerantes al fracaso y mucho más conscientes de las limitaciones.
Diagnosticar la dislexia no es fácil, la primera y mayor traba está en los propios disléxicos, ya que desarrollan muchas otras habilidades o mecanismos de compensación para poder vadear la dificultad y la enmascaran.
En la Comunidad de Madrid, gracias a la visión, valentía y empatía de la Consejería de Educación e Investigación, esto está cambiando y se está haciendo historia. Por primera vez en el mundo, los alumnos de primaria están siendo prediagnosticados y tratados de forma individualizada en los centros educativos, dentro del mayor proyecto masivo de estimulación y cribado del mundo hispánico, Proyecto Ayuda a la Dislexia 2019.
El proyecto está enfocado a detectar y trabajar la dificultad a través de las herramientas Dytective test y Dytective U, desarrolladas por Changedyslexia. Dytective test realiza el cribado en una prueba gratuita de 15 minutos, mientras que Dytective U ofrece recursos y juegos para la mejora de las dificultades lecto-escritoras. Lo diferencial no es solo estimar la probabilidad de un niño de tener dislexia, sino el apoyo al tratamiento empoderando a los orientadores que trabajan en los centros. Una de las fortalezas clave de DytectiveU es la personalización total de los ejercicios, 40.000, en los que ningún niño hace los mismos usando algoritmos de inteligencia artificial que utilizan los propios errores proponen los ejercicios que se adecuan a cada caso.
La participación de los colegios ha sido espectacular. El 100% de los 107 centros está usando la herramienta, algo inédito en este tipo de proyectos. En cinco meses, hay más de 25.000 alumnos registrados en DytectiveU, realizando la prueba de cribado a 13.297 niños de primaria, y cerca de 100.000 sesiones de estimulación.
En los colegios, ha supuesto toda una revolución. Como dice María Luz Cosín, coordinadora del equipo de apoyo del colegio Nuestra Señora de Montserrat, San Simón y San Judas, “es una maravilla poder aplicar en 10 minutos una prueba tan motivadora para los alumnos, que nos ahorra horas de trabajo y preparación de material y que además está avalada científicamente. Es una herramienta muy completa y personalizada; el equipo de Changedyslexia es cercano y responde a nuestras dudas. Tenemos a la asociación de madres y padres concienciados con la dislexia. Los alumnos están muy motivados, les encanta la herramienta y a nivel resultados obtenidos hay un gran avance”. También agradecen la gratuidad del programa a la Comunidad de Madrid que les posibilita seguir luchando por las dificultades específicas de aprendizaje en igualdad de oportunidades.
Para Ismael Sanz, director general de becas y ayudas al estudio de la Comunidad, lo que más les ha sorprendido es la alta participación, implicación y satisfacción de centros educativos y familias participantes. “Poder detectar la dislexia en edades tempranas mejorará no solo el aprendizaje, sino la vida de muchos niños y niñas madrileños”. Por eso, quieren ampliar el proyecto a 230 colegios más para el curso que viene y llegar lo antes posible a los 810 de la Comunidad. En unos años podríamos estar ante el primer caso de una comunidad libre de las barreras de la dislexia.
Tanto los docentes y los centros escolares como la Consejería de Educación desempeñan un papel crucial. Sin la financiación del programa, los colegios no podrían acceder al proyecto ni dedicarle el tiempo necesario y tampoco ChangeDyslexia podría sobrevivir como empresa social; manteniendo el test gratis y los ejercicios de mejora accesibles para todos los niños que lo necesiten. Actualmente más de 220.000 usuarios repartidos en más de 43 países de todo el mundo han tenido la posibilidad de tener por primera vez una detección de dificultades de lectura y escritura gratuita gracias a Dytective, habiendo concedido más de 250 becas, en países como Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, México y Venezuela.
Esperemos que el ejemplo de este programa, así como los múltiples éxitos cosechados y la enorme satisfacción de todos los implicados, sirva de acicate para que otras comunidades autónomas se propongan atajar un problema con una altísima incidencia entre nuestros alumnos y unas graves consecuencias para nuestra sociedad con una herramienta que se ha demostrado eficaz, de fácil aplicación y extremadamente asequible. Los ODS estarían más cerca. ¿Conseguiremos ser el primer país del mundo sin las barreras de la dislexia?
María López Escorial es profesora en el Instituto de Empresa desde 2002 y consultora independiente especializada en innovación social, mercados de la base de la pirámide y soluciones empresariales para combatir la pobreza. Además, es presidenta de la Fundación Compromiso y Transparencia. Elegida entre las top100 mujeres líderes 2018.
El País
9/07/2019