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Habla con total fluidez, sonriente en todo momento, su belleza la hace lucir más segura de sí misma, o será quizá que la seguridad en sí misma la hace lucir más hermosa. Nadie podría imaginar que ha superado de manera casi perfecta un problema que se le manifestó a los tres años de edad, Perla comenzó a ser tartamuda.
Hoy, poco más de dos décadas después, Perla Ernest, fundadora y creadora de Proyecto Ernest, luego de mucho buscar métodos que le ayudaran a solucionar su tartamudez, aprendió a controlar sus bloqueos respiratorios y contorsiones faciales “con ayuda de la respiración costal y la sincronización del habla”, los buenos resultados obtenidos la llevaron a decidirse por desarrollar habilidades en su comunicación.
En entrevista con Crónica, Perla resalta que el problema no es menor si se toma en cuenta que 1.5 por ciento de la población nacional y mundial sufren de tartamudez. En nuestro país registra una mayor prevalencia en varones, en tanto que del total de tartamudos en México 5 por ciento es de niños.
Pese a que todavía no existe una explicación que señale a ciencia cierta qué origina la tartamudez, subraya que “se ha visto que tenemos tres genes mutados en el sistema metabólico, aunque no es la raíz de la tartamudez, sino la correlación que se da”, y en el caso de Perla, un mal manejo de la tartamudez, en plena adolescencia, la hizo pensar en el suicidio, aunque nunca, agrega, tuvo el suficiente valor para hacerlo.
En el afán por vencer todas las barreras que le significaban la tartamudez, Perla estudió neurociencia, psicobiología, entrenada con naturaleza de neurotransformación en nuestro país, así como en ciencias de la felicidad con la finalidad de vivir con sentido, que la persona viva en equilibrio y que sepan que se pueden comunicar de manera asertiva y productiva.
Hoy en día, dice, a través de Proyecto Ernest, se ofrece una alternativa realmente efectiva a las personas que tienen tartamudez, y los resultados señala, se pueden observar con ejercicios de respiración con el diafragma y cómo se sincroniza con el habla. “Van jugando con la voz, van hablando, porque mucha de la energía de quienes crecemos con latartamudez se enfoca no al desarrollo personal, sino en el deseo de no tartamudear”.
Admite que lograr esta coordinación no es cosa sencilla, “pero la constancia y la determinación de creer que se puede lograr es como se obtienen resultados”, en tanto que otro aspecto en el que trabajan es el subconsciente con algunos pacientes, en quienes se ha identificado que el origen de la tartamudez pudiera ser un evento traumático originado en la infancia.
Uno de los casos de éxito más recientes de Proyecto Ernest, es Jenny, una jovencita de 15 años quien durante la primaria acudió a un instituto en donde recibió terapias para controlar la tartamudez, aunque sin mucho éxito.
Cronica
20/09/2018