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La Fundación Española de Tartamudez (FET) ha reclamado este viernes al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad que incluya en la cartera de servicios básicos del sistema de salud la terapia con logopedas que deben seguir los cerca de 800.000 españoles que padecen este trastorno de comunicación.
En un encuentro informativo para presentar el «Libro blanco de las personas con tartamudez en España», el presidente de la FET ha denunciado el «calvario» que sufren las familias hasta que llegan al especialista debido a la falta de conocimiento de este trastorno por parte de docentes, pero también de los pediatras.
En el caso de los niños, la tartamudez suele aparecer entre los 2 y los 4 años, pero en estos casos los tratamientos tempranos consiguen que la disfemia remita en un porcentaje muy alto, mientras que en adolescentes y adultos la remisión es mucho menor. Por ello reclaman una mayor formación de los pediatras en este tipo de trastorno.
«La tartamudez, en pleno siglo XXI, sigue sin estar incluida en el Sistema Nacional de Salud (SNS) y el logopeda y psicólogo lo siguen pagando las familias», con un coste aproximado de 70 euros la sesión, en un tratamiento que puede durar años, ha explicado el presidente de la FET, Adolfo Sánchez.
La tartamudez es un trastorno de la fluidez del habla, caracterizada por comportamientos primarios, visibles y audibles -como repeticiones, bloqueos y prolongaciones- todos ellos involuntarios. Además, las personas afectadas también sufren miedo y ansiedad, que les condiciona la vida y las relaciones sociales.
Este trastorno se manifiesta también con guiños rápidos de los ojos, temblores de labios o mandíbula y muecas de la cara.
Afecta a entre un 1,5 y un 2% de la población adulta, es más frecuente en hombres y tiene un componente genético, por lo que es frecuente que en una misma familia convivan varias personas con este trastorno.
La tartamudez en general es diagnosticada por un logopeda y, en el caso de los adultos, la terapia va dirigida a mejorar las condiciones del habla y comunicación, lograr un tartamudeo de forma fluida y tratar que la persona controle el habla y no se vea dominada por la tartamudez.
Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los afectados es el rechazo social, tanto de niños como en la edad adulta, ya que denuncian que la sociedad no les percibe como interlocutores normales, cuando no se dan situaciones de mofa o burla.
Todo esto afecta a las posibilidades de encontrar un empleo, por lo que la vicepresidenta de la FET, Yolanda Salas, ha reclamado también que se les reconozca un grado de discapacidad del 33% -el mínimo-.
ABC
20/10/2017