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Para comprender mejor la realidad de la población con discapacidad del Chaco hace cuatro años se organizó un primer registro provincial y se determinó que llegaba a 40.888 habitantes. Entre los censados también se consultó a familiares y convivientes, que eran 66.574.
Las entrevistas aportaron información sobre un universo que representa el 1,6% de los chaqueños.
Entre otros aspectos, por ejemplo, se pudo saber que unas 15 mil familias son lideradas por mamás, papás o abuelos que tienen alguna discapacidad. Por otra parte la mayoría de las personas sordas, ciegas, en silla de ruedas o con deficiencia intelectual declaró que sabe leer y escribir (73,1%), pero en una proporción menor (13%) a la de sus parejas o convivientes (86,5%), y la triplica en no haber ido nunca a la escuela (14,1% contra 4,4%).
Por cada consultado sin discapacidad edad de escolarización obligatoria (de cinco a 18 años) fuera del sistema (12,9%), había casi dos con discapacidad en las mismas condiciones (23,8%).
Gracias a la comparación entre ambos grupos se pudieron elaborar tasas básicas del mercado laboral en ese universo. No obstante los redactores del informe aclararon que hubo un elevado porcentaje de abstención en las respuestas a ese punto, tal vez por temor a perder determinados beneficios o a no conseguirlos para quienes estaban tramitándolos.
Cuesta arriba
La enorme obra de inclusión en Entre Ríos 491. “Hacemos productos con mucho amor”, aclara Guillermo, uno de los jóvenes emprendedores.
En la misma dirección la representante del Centro de Estimulación Temprana Los Girasoles, Rocío Delssín, plantea que lograr la inserción laboral ‘cuesta un montón’: “Tenemos leyes que amparan derechos, pero lo que está costando es ponerlos en práctica, sobre todo puestos de empleo en blanco. Vemos que sí hay oportunidades para las personas con discapacidad motriz y visual, pero con la intelectual todavía hay mucho prejuicio y temor”, analiza.
La falta de respuestas a las necesidades laborales de sus alumnos generó la idea de crear una pequeña confitería que finalmente abrió las puertas hace tres meses. Así nació Delicias para el alma donde diez jóvenes de entre 24 y 30 años amasan y hornean los panificados, toman, cobran y entregan los pedidos de los clientes y se encargan del orden del lugar.
Heredera de una lucha de su mamá (Mirta) que le contaba cómo hace 30 años, las expectativas para los alumnos con discapacidad intelectual eran otras, Rocío reconoce que hoy cambió considerablemente la calidad de vida de muchas. Y que esa mejora se dio con pequeñas y grandes modificaciones, como por ejemplo celebrar los cumpleaños con amigos, pasear y compartir con niños y jóvenes de su misma edad la mayoría de las actividades cotidianas.
“Tuvimos un avance enorme y estamos en un momento social muy importante pero falta mucho”, acota.
En las cifras del censo 2010 se observa que la población cuya discapacidad le permite trabajar tiene una tasa de actividad del 13,8%, de empleo del 13,3% y de desocupación del 3,7%. Mientras que el grupo conviviente sin discapacidad casi se iguala en la última (4,2%) pero la duplica en ocupación (29,7% de actividad y 28,4 de empleo).
“Estos indicadores establecen la necesidad de analizar profundamente las políticas de inserción laboral, orientadas tanto al empleo abierto y competitivo como las que hacen al empleo cerrado o protegido”, señalan.
En el Cecal
Otra de las instituciones que se dedica a formar jóvenes con discapacidad para encarar una vida autónoma es el Centro de Capacitación Laboral (Cecal). Una institución conocida en el medio y que con los años creció en estructura, metas y demandas. Funciona en Reggiardo 224 y las admisiones son desde los 16 años en adelante. Aunque las actividades se desarrollan dentro del calendario escolar y los talleres y cursos comienzan en marzo, las entrevistas se producen todo el año. “Atendíamos a 85 hasta 2013; este año casi se duplicó la matrícula con 150 alumnos”, explica el director Carlos Peralta.
El jueves se organizó, justamente, una jornada de concienciación con empresarios de Puerto Tirol para alentar la inclusión de más jóvenes con discapacidad en nuevos perfiles de la planta industrial.
No obstante las actividades del centro se centran en la formación laboral y el broche de oro es alcanzar una pasantía en algún ámbito público o privado, para que en una situación real de trabajo el alumno pueda volcar lo aprendido. “Una cosa es hablar e imaginar lo laboral y otra es estar insertos en una dinámica diaria del ámbito laboral”, aclara Andrea Sepúlveda. Ella es una de los preparadores que acompaña a los alumnos y entre las experiencias que le dieron más satisfacciones están las de quienes al final de una pasantía quedaron como empleados. “Pese a que no nos dedicamos a la generación de puestos de trabajo, varios de nuestros alumnos suelen quedar efectivos”, continúa.
Entre los consultados con una discapacidad que les permite trabajar y tienen más de 14 años, el 59% desarrolla su actividad en el sector privado, el 11,4% en el sector público provincial, el 2,2% en el sector público nacional y un 5,2% en el sector público municipal.
Las expresiones de quienes trabajan en el tema coinciden en un punto: con más pasantías laborales más gente derribará barreras. Una demostración del trabajo diario permite tener un conocimiento recíproco, del empleador y empleado; quitar tabúes o miedos en quienes nunca trabajaron o convivieron con personas con discapacidad y desconoce de ciertas potencialidades, entre otras variantes. “Hay gente que suele tener algún tipo de recelo o piensa que un nuevo compañero no va a poder hacer alguna tarea hasta que lo ve trabajar y comprueba que efectivamente no hay reparos”, describe después de varias situaciones parecidas.
Por último Peralta sostiene que cuantos más sepan del valor de una persona y sus potencialidades, cuantos más sean los que puedan verlos de esa manera se podrán hacer grandes cosas como sociedad.
Los caminos de la inserción laboral
Del Censo 2010 se sabe que de la totalidad de las personas sin discapacidad ocupadas el 22,7% recibe descuentos jubilatorios o aportan por su cuenta, mientras que las que sí tienen una discapacidad aportan en un 13,6%.
Entre los consultados con una discapacidad que les permite trabajar y tienen más de 14 años, el 59% desarrolla su actividad en el sector privado, el 11,4% en el sector público provincial, el 2,2% en el sector público nacional y un 5,2% en el sector público municipal.
La popularidad de Nacho
Ignacio Fernández Vargas es conocido por Nacho, su apodo en la radio y entre amigos. Cobró popularidad en las mañanas de FM La Radio, donde su simpatía se ganó la a miles de oyentes. En realidad trabaja en tres programas: de 9 a 13, en La mañana de Julio (Wajcman); tres veces por semana de 18 a 19, en La tarde de Nacho, y de 20 a 21, en La ovalada, un programa deportivo de la misma emisora. En este último espacio lo llaman el “Pulpo” Fernández porque suele acertar los resultados de partidos, como el pulpo Paul del Mundial de Fútbol de 2010.
Para contar más de su vida y de sus expectativas esta semana recibió a CHAQUEÑA en su casa, acompañado de su mamá.
Ignacio y parte de las esculturas que hizo.
Nacho participa en la radio desde la adolescencia, aunque con un paréntesis hasta 2006. En la primera etapa empezó en FM Isla del Cerrito adonde fue por una campaña solidaria. Se sumó a una transmisión especial para ayudar a una familia con muchas necesidades y que a partir del nacimiento de un integrante más con Síndrome de Down, necesitaba pañales, entre otros elementos. Para entonces tenía unos 16 años (este año cumplió 31) y enseguida ‘hubo sintonía’ con Julio.
Al cabo de un tiempo hubo una interrupción y en ese período Ignacio terminó la primaria en la Escuela 2000, “sin repetir ningún grado”, remarca él mismo. Ana María Vargas se detiene para valorar el trabajo de esa institución: “Es un modelo hermoso de integración que impulsó Chuchi Glomboski, que fue una revolucionaria en la educación”.
Ignacio fue desde los tres años e iba al jardín común y no porque sus padres se opusieran a la educación especial, sino porque ya entonces consideraban que necesitaba socializar tanto como fuera posible. “Siempre quise que mi hijo fuera a la escuela como cualquier otro chico, no porque negara nada, sino porque quería lo mejor para él”, agrega.
Después de hacer parte de la secundaria en la escuela de formación profesional N° 4, donde aprendió carpintería, siguió la búsqueda vocacional en el taller de Artes y oficios de Valeria Schanton. Allí pasó por todas las disciplinas: estudió dibujo, pintura, teatro, guitarra, flauta, batería. También hizo esculturas en madera, porque hubo un momento en el que trozo que encontraba tallaba hasta darle una nueva forma.
En la mesa del comedor exhibe parte de una colección de más de diez piezas que trajo de su habitación a pedido de la mamá y en medio del relato de ella sobre su regreso a la radio, se le llenan los ojos de lágrimas con el recuerdo.
“En 2006 con una diferencia de dos meses fallecieron los dos abuelos maternos, primero mi mamá y después mi papá; fue un golpe durísimo para todos, ese año volvió a la radio y fue muy bueno para él”, narra Ana.
Nacho es muy conocido, en la calle es común que lo salude la gente espontáneamente. “Me gusta que me conozcan es una emoción porque es tu trabajo, tengo una carrera en la radio”, dice.
Después de repasar algunos de sus gustos y proyectos, se detiene y nos dice: “¿Viste que Peter Alfonso primero fue productor de Marcelo Tinelli, después se casó con Paula Chavez y se hizo famoso?, bueno a mí me gustaría hacer una carrera como él”.
-¿Y tener una esposa como la de él?, le preguntamos. “Sí, sí, obvio”, contestó sonriente.
Más reconocimientos
En La Radio, con Julio Wajcman. Nacho creció en experiencia y aprendió a manejar los tiempos de una emisora con una audiencia enorme.
En realidad Nacho está acostumbrado a los reconocimientos, recibió el Premio Chaco, de la fundación Federico Acosta y la provincia lo distinguió por su esfuerzo y ejemplo en el Día Internacional de la Discapacidad hace dos años. Los reconocimientos también fueron para Julio Wajcman y para la emisora La Radio, por favorecer la integración de Nacho y promover que más instituciones los imiten.
Además del acto se organizó una breve entrevista de Ignacio al gobernador, Jorge Capitanich. Cuando fue el turno de hablar, Nacho, muy emocionado, recordó a sus abuelos y familiares. Y agradeció a Wajcman y a sus compañeros en la radio: “Somos un equipazo”, dijo ese día.
Una filmación de ese acto fue subida a YouTube y la vieron integrantes de la fundación Itineris, de Buenos Aires, que lo contactaron. La institución recomendó su nombre para integrar una mesa en el congreso internacional sobre discapacidad, donde justamente se promueve la autonomía de las personas con discapacidad. A fin de mes (30 y 31 de octubre) viajará a Rosario a contar su experiencia laboral en la radio de Resistencia.
“Siempre le decimos que cuide su trabajo, porque cuesta conseguir oportunidades como las que tuvo, pero además porque dejar de hacerlo sería durísimo para él”, agrega la madre.
El mayor trabajo es convencer a alguien para que contrate a una persona con discapacidad
Después de enumerar parte del camino hacia la independencia en años de experiencia con alumnos de Los Girasoles, Rocío Delssín señala que uno de los motivos por los que generaron un emprendimiento propio fue porque se cansaron “de golpear puertas” sin obtener las respuestas que esperaban. Si bien admite que se lograron algunos convenios para que los muchachos y chicas hagan alguna práctica laboral, las dificultades son mayoría.
En una entrevista grupal con CHAQUEÑA, después de escuchar a sus alumnos hablar de sus expectativas remarcó: “Son grandes generadores de conciencia social, por ahí hay dificultades y déficits pero ellos llevan el estandarte de los valores y de ahí tenemos mucho para aprender”.
Guillermo Rocío y Fernando, en la confitería de Entre Ríos 491.
“Son solidarios, muy compañeros, se demuestran cariño entre ellos y con su familia, por ahí cuando viajábamos veíamos que les costaba levantarse temprano, acomodarse en bolsas de dormir pero andaban de un lado para otro sin parar y sin problemas; tienen una voluntad enorme que a sus hermanos o a otros adolescentes les cuesta sostener”, sigue.
Abrir una confitería, fue un sueño que empezó cuando empezaron a viajar. Conocieron algunos puntos de El Impenetrable chaqueño también y después respondieron a convocatorias fuera de la provincia, como a encuentros y paseos en Buenos Aires y Bariloche.
“En varios momentos conversábamos sobre la posibilidad de tener un bar”, dice Rocío. Entonces uno de los jóvenes, Guille, acota: “También queremos ir a Brasil”. –“Claro, pero ir a ver el Mundial era caro”, le responde ella.
Antes de abrir el negocio se entrenaron en el taller de cocina de Los Girasoles, además había algunos alumnos que ya estaban haciendo experiencia en otras pasantías laborales y cuando se dieron las condiciones, empezaron con Delicias para el alma. Es un proyecto en el que los padres de los jóvenes formaron una asociación civil, independiente de Girasoles, que les permite estar al tanto de la cuestión económica, los costos y beneficios.
“Los Girasoles tiene una mirada muy fuerte hacia la desinstitucionalización, por eso nos van a ver en varios espacios artísticos, haciendo teatro, murga, yendo a pintar con Milo Lockett, con los talleres del Cecual o en la Bienal”, cuenta integrante del plantel de la institución.
Los adolescentes además de aprender a manejar aspectos de la vida cotidiana, doméstica y social, se entrenan –por ejemplo- en el uso de los servicios públicos como el transporte, los comercios, algunas gestiones básicas. “En los primeros viajes en colectivo los acompañamos, después van solos y a veces los seguimos a distancia para ver cómo se manejan”, narra Delssín.
La atención del negocio de Entre Ríos 491, se reparte en turnos a la mañana y a la tarde. Allí se hornean las masas que se preparan en el taller de cocina del instituto.
Guillermo se encarga de la caja, barre la vereda al comienzo de su turno, levanta pedidos y hace café. Hace teatro en la UNNE y en Bambalinas.
Fernando levanta pedidos y los entrega a los visitantes. También trabaja en el Hipermercado Libertad a la mañana y en un día habitual de trabajo, toma ocho colectivos.
En la confitería se puede encontrar una variedad para el desayuno, la merienda o una colación. Entre otras opciones hay café, jugos, licuados y panificados.
Los dos se conocen de casi toda la vida, se les pregunta hace cuántos años, se miran y responden “desde chiquitos” y con la mano muestran una corta distancia del piso, como si se vieran con tres, cuatro años. Además son vecinos y tienen novia.
“Hasta las 17 no hay tanto movimiento, pero para las 18.30 viene más gente”, explica Fernando, el más conversador. Carlitos y Ricki completan el staff del turno tarde.
Darío fue el que se sumó más tarde al relato colectivo, él es percusionista. Es de Córdoba y vive en Resistencia, desde 2005 cuando entró a los Girasoles y de inmediato se sumó a la murga. “Tengo familiares en Córdoba, Río Primero y Rosario, estamos todos repartidos”, dice. De su tarea admite que “a veces hay que tener paciencia a la gente y sobre todo con los chicos”.
“Ahora que empezamos a trabajar tenemos el sueño de irnos a vivir a un departamento con los chicos”, agrega Guillermo. En ese punto Rocío aclara que como ya se manejan con mucha autonomía, se viene conversando la posibilidad de que tengan la llave de un lugar que sea de ellos y no la casa de la familia donde se criaron. Ellos agregan que desean un lugar donde puedan lavar su ropa, estar con sus amigos o con su pareja, y eso les permita que más adelante puedan casarse y formar una nueva familia.
En un momento la mamá de uno de los muchachos viene a buscarlo. “Mañana tenemos murga en el Pediátrico y el jueves función en la Casa de las Culturas”, repasa Rocío. Ella misma ‘se escapó de una exhibición de artes marciales con otros alumnos para hacer la entrevista’ y sigue: “En la música me siguen a todas partes, lo artístico nos permite canalizar un contacto mejor por eso hacen tantas actividades artísticas”.
Por más pasantías
Para ingresar en el Cecal se pasa primero por una entrevista con un coordinador operativo, una psicopedagoga y un asistente social. De las conversaciones con los tres es posible tener un perfil que permita tomar otras decisiones, como las necesidades de formación de cada uno y analizar qué espacios son mejores.
Hay talleres (de autonomía) y otros que acompañan, por ejemplo, a ciertos perfiles, como los artísticos. En talleres de oficios del arte, se expone un panorama general de disciplinas y expresiones como el teatro. Ese tipo de actividades se hacen en el centro Marechal.
El director del Cecal, Carlos Benjamín Peralta explica que el aprendizaje y los entrenamientos se organizan en cursos y en pasantías educativas. “Algunos provienen de escuelas especiales y muchos más a partir de la difusión que nos dan los medios”, agregó.
La oferta de cursos es amplia: floricultura, carpintería, herrería, mecánica de motos, de cocina, entre otras alternativas que se aprenden en convenio con escuelas de formación profesional.
“Tenemos oficios tradicionales y otros menos convencionales como los del arte, tratamos de abarcar lo posible”, explica.
Un coordinador interinstitucional gestiona posibles espacios de inserción laboral en espacios públicos y privados en función de determinados perfiles. Se ven los puestos que existen y cuáles son propicios para pasantías. Es un trabajo que analiza el perfil de la empresa, en función de las necesidades de las personas se establecen acuerdos entre el Cecal y las instituciones.
Un grupo de preparadores acompaña las prácticas y generalmente hay una adaptación inmediata, “lo bueno es que los preparadores no somos necesarios en ese tramo, es nuestra finalidad”, dice Andrea Sepúlveda, una de las preparadoras.
En el centro se insiste que para lograr resultados óptimos es necesario hacer hincapié en lo cualitativo. La mayoría de las actividades se hacen fuera del edificio de Reggiardo 224, de hecho el día de la entrevista con CHAQUEÑA tenían prevista una reunión con representantes de la carrera del profesorado de educación especial, que comparte edificio en el colegio Lino Torres.
Así como se busca y coordina la posibilidad de generar pasantías, se usa la misma metodología para dictar cursos. En otro momento se enseñaba maquillaje en el instituto Moro. Se hicieron pasantías con supermercados Zorzón, con la Cámara de Diputados, Sameep, el Poder Judicial y dependencias del Ejecutivo, entre otras.
Uno de los casos que recuerda una docente, es el de Fernanda Borda en la oficina del equipo contra violencia que depende del Ministerio de Gobierno. El área necesitaba que alguien ayudara a resolver parte del trabajo administrativo y su desempeño contribuyó a que ocupara ese puesto hasta hoy.
La institución participó recientemente –en septiembre- de una jornada con el Inadi y el Colegio de Abogados, en la que hablaron de derechos de las personas con discapacidad, y del encuentro celebraron la participación de la ministra del Superior Tribunal de Justicia, Iride Grillo.
La agenda de acciones de inclusión continuará el miércoles 15 con una reunión con el Instituto provincial para la inclusión de las personas con discapacidad del Chaco (Iprodich) en la Cámara de Comercio de Resistencia.
Cerca de alcanzar el título universitario
RafaelBaers empezó la carrera de Ingeniería en Sistemas y poco después la dejó para empezar a trabajar. Hace ocho años que es administrativo en Sameep, adonde llegó por una pasantía con el Cecal.
En un acto de la empresa estatal, durante la inauguración de la planta de bombeo en Barranqueras.
Casado con Carina Luque, es el orgulloso padre de dos niños: el mayor tienen seis años y se llama Uziel, “que significa fuerza de Dios”, aclara. El menor es el más apegado a él, tiene tres y se llama Mateo Benjamín.
Rafael es un apasionado de la informática, las planillas y los números. Haber pasado por la universidad tecnológica le abrió luego las puertas para retomar los estudios en la carrera de Técnico Superior de Programación, que está próximo a recibirse. Su hipoacusia no afecta a la comunicación, verbaliza y escribe, además de leer los labios. Aunque para quien no acostumbra a conversar con él, le cuesta seguirlo al principio -y también a Rafael comprender la forma de hablar de alguien que recién conoce- pero sólo se trata de poner voluntad y paciencia.
Hace ocho años cuando se presentó la oportunidad de hacer una pasantía en Sameep fue toda una experiencia. “Fui a una reunión para conocer al jefe Luis Cossio y él me eligió para trabajar en el taller del predio de (avenida) 9 de Julio”, cuenta.
Con su hijo menor, el más apegado a Rafael.
Una vez en el lugar, le mostró qué debía hacer y le presentó a sus compañeros. Un preparador acompañó las adecuaciones para que Rafael hiciera pedidos y control de compra de repuestos, control de vehículos y lubricantes, ordenar fichas y ficheros, mantener limpia la oficina, entre otras tareas. Cuando finalizó la práctica la empresa estatal lo contrató como parte de su personal.
Empezó haciendo cursos para aprender a manejar Excel y Word (planilla de cálculo y procesadora de textos) y llegó a aprobar materias de la universidad. “Me gusta mucho manejar computadoras y programas con base de datos, hice muchos cursos para mejorar”, acota.
Lo complementario fue manejar otros aspectos relevantes a la hora de dar una entrevista de trabajo, cuidados y previsiones en los detalles, como ser puntual, la vestimenta, trato con jerárquicos, pares y clientes, que ejercitó en el Cecal.
Con el pase a planta, después de tres renovaciones de contrato, “seguimos adelante”-dice-“seguimos trabajando muy bien, estoy muy contento”.
http://www.diarionorte.com
13/10/2014