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"Algunos niños diagnosticados en edades tempranas -menores de cinco años- de algún trastorno del espectro autista pierden los síntomas e incluso el diagnóstico al hacerse mayores", según concluye un estudio promocionado por el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos (NIMH, por sus siglas en inglés). La investigación se ha realizado "cuidadosamente" y documentado con un pequeño grupo de menores que fueron diagnosticados con alguna de estas patologías en su infancia y que en el presente no padecen síntomas. Este es el primer estudio de su tipo "que prueba de manera profunda la naturaleza de los cambios que se han producido en el estado de salud mental y físico de estos niños", asegura el equipo de investigadores en un comunicado. El estudio está dirigido por Deborah Fein, profesora en la Universidad de Connecticut, y ha sido publicada en el Journal of Child Psychology and Psychiatry del pasado 16 de enero.
"Aunque normalmente el diagnóstico del trastorno del espectro autista no desaparece con el tiempo, las conclusiones obtenidas sostienen que existe un pequeño porcentaje de casos que consiguen superar el trastorno", ha explicado el director del NIMH, Thomas Insel. "Informes posteriores de este estudio deberían decirnos más acerca de la naturaleza del autismo y el papel de la terapia y otros factores en el resultado a largo plazo". Estudios anteriores habían examinado la posibilidad de una pérdida de diagnóstico, pero quedaban preguntas con respecto a la exactitud del diagnóstico inicial, y si los niños, en última instancia, padecían una forma relativamente leve de autismo.
Los trastornos del espectro autista son un grupo de patologías del desarrollo que causan problemas comportamentales, sociales y de comunicación. El Centro de Prevención y Control de Enfermedades estima que uno de cada 88 niños en EE UU padece este trastorno. Los autores siguen investigando con el fin de analizar los futuros cambios que puedan producirse en las funciones cerebrales de los sujetos y si queda algún elemento residual característico del trastorno. Además, se están revisando las intervenciones conductuales, físicas y cognitivas a las que fueron sometidos estos niños y que rol jugaron en su mejoría, continúa el texto.
Este estudio no proporciona el porcentaje exacto de niños que supera el diagnóstico de autismo pero se ha recogido una gran variedad de información sobre estos sujetos como imágenes cerebrales estructurales y funcionales, resultados psiquiátricos y de las terapias a las que se sometieron en su periodo de crecimiento que pueden hacer que conseguir este dato en el futuro "sea posible". La muestra ha estado compuesta de 34 niños que superaron el autismo, aquellos que recibieron un diagnóstico precoz y no presentan en el presente síntomas, 44 con características muy marcadas autistas, como la incapacidad emocional y el retraso en el aprendizaje, y otros 34 más con un desarrollo normal del trastorno. Los participantes tenían entre ocho y 21 años.
Durante el desarrollo del mismo, los primeros informes fueron evaluados por investigadores que conocían la historia clínica de los sujetos. Como segundo paso, "para asegurar la precisión", la documentación fue revisada por especialistas en autismo que desconocían los detalles de los menores. El análisis posterior de estos datos "arrojará algo de luz sobre cuestiones tales como si los cambios en el diagnóstico fueron los que propiciaron una normalización de las funciones cerebrales o si los cerebros de estos niños fueron capaces de superar las complicaciones y problemas que presentan los pacientes autistas".
Un ejemplo que citan los autores es que el cociente de inteligencia de estos niños es ligeramente superior al que presentan los niños con un alto grado de autismo. "Un estudio adicional será necesario para revelar si este factor es clave para demostrar la transición que hicieron los niños que perdieron el diagnóstico a lo largo de los años", añade el texto. En relación con las habilidades sociales, estas también eran mejores en el grupo que superó el diagnóstico pero no en cambio en las referentes a la comunicación y los comportamientos estereotipados, que eran tan graves en el momento del diagnóstico como en los que sufren los síntomas autistas de forma acusada en el presente.
Los investigadores han concluido que "todos los niños que padecen algún trastorno del espectro autista pueden avanzar gracias a la terapia intensiva, aunque esta intervención no explica los resultados obtenidos. Nuestra esperanza es que los estudios adicionales nos ayuden a comprender mejor los mecanismos que han participado en esta transición, en el que el trastorno ha desaparecido, y que cada niño pueda tener la mejor vida posible".
http://sociedad.elpais.com
5/03/2013