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Marta o Jorge tienen un trabajo digno la crisis, de momento, no les afecta. Cuando nacieron les diagnosticaron como subnormales o retrasados mentales, también fueron mongólicos, disminuidos psíquicos y ahora discapacitados intelectuales. Son personas especiales, al fin y al cabo, como todos, que ahora tienen la posibilidad de una vida normal.
El hecho de moverse en un ambiente en el que el resto de los compañeros no tiene discapacidad aparente es una ventaja para su desarrollo. Soledad Sebastián es la responsable de Marta, una joven de treinta años, con síndrome de Down, que lleva tres años trabajando en la empresa farmacéutica Merck. Sole cree que la clave del éxito ha sido tratarla como una más, sin prejuicios y sin favoritismos. “Desde el principio ha sido una compañera más. Hace su trabajo a la perfección. De hecho, antes habíamos tenido en ese puesto a otras personas sin discapacidad y no eran tan constantes y disciplinadas como Marta. Jamás ha habido una queja de ella y se integró a la perfección”.
Para Luis Expósito el caso de Jorge Vicandy es un ejemplo a seguir. “Es una persona que realiza bien su trabajo pero es que además crea muy buen ambiente a su alrededor. Se mueve por toda la compañía y va despertando sonrisas allá por donde pasa. Él le aporta a la empresa más de lo que nosotros le aportamos a él y sin duda es una inversión rentable que recomendamos a otras empresas”.
Aitor viene a ser una suerte de ángel de la guarda para personas como Jorge o Marta. Es su preparador laboral y les ayuda en la adaptación, que es más larga que para cualquier otra persona; después, una vez adaptados al nuevo entorno profesional, supervisa. Les hace hincapié en las normas de conducta, en cómo deben tratar a los compañeros o dirigirse a los jefes o a los clientes en un entorno tan variado. Para Aitor lo de Marta ha sido una caso excepcional: “Nos tiene alucinados. Sus jefes están encantados con ella. Cumple perfectamente con su trabajo, es más le han encargado más tareas porque aún le sobraba tiempo.” Según los preparadores estar en un entorno laboral “normal” le beneficia enormemente, les hace avanzar más en su independencia y en su autonomía.
Sólo el 2% de las 25.000 personas con Síndrome de Down que pueden trabajar en España lo hacen muchas empresas aún no saben que estas personas son puro valor añadido.
http://www.telecinco.es
3/01/2009