Son menores con una inteligencia normal, sin problemas de escolarización y lo único que los diferencia de los niños de su misma edad es la dificultad en el manejo del código de lectura y escritura. Son los escolares que padecen dislexia, una dificultad expresa tanto en el aprendizaje como en el manejo de las técnicas de lectura y escritura.
En cifras, el presidente de la Asociación Andaluza de Dislexia, Jesús Gonzalo, afirma que "la incidencia de dislexia a nivel mundial puede llegar al 10%, no sólo en niños sino también en adultos. En Europa además, pueden llegar a ser 30 millones de personas con este problema".
Además, se pueden encontrar otro tipo de trastornos asociados a la dislexia y por ello se suelen presentar niños con un mal desarrollo de los conceptos espacio-temporales, en donde son personas muy desorganizadas, y con mucha frecuencia suelen presentar una cierta torpeza motriz a la hora de coordinar movimientos. No sólo eso, los disléxicos no suelen manejar bien el reloj o los días de las semana. Por otra parte, Gonzalo asegura que "con mucha frecuencia, la mitad de los casos de dislexia suelen llevar asociados casos de discalculia", es decir, problema con el manejo de los números.
Para intentar paliar la dislexia, los especialistas deben utilizar técnicas alternativas con un carácter multisensorial para disminuir el trastorno, aunque la dislexia siempre se mantendrá presente a lo largo de la vida del que lo sufre.
Menores. En la época escolar los niños con dislexia lo tienen muy complicado para superar los cursos. En el primer ciclo de la EPO (1º y 2º), el objetivo primordial es el manejo de las técnicas instrumentales de lectura y escritura, por lo tanto durante este periodo se hace complicado hacer un diagnóstico fiable. Por ello, cerca de la mitad de los casos de fracaso escolar suelen estar justificados en exclusiva por la dislexia o en su defecto, por los transtronco del aprendizaje.
En la provincia de Málaga hay escolarizados en la educación primaria y secundaria 155.000 alumnos, en donde el 10% padecen dislexia (más de 15.000 niños). En la actualidad aún existen centros donde los profesores no prestan atención a este trastorno y lo cubren de vaguismo por parte del alumno, sin embargo Jesús Gonzalo afirmó que "hay que ir un poco más allá, porque sino, acabamos haciéndoles vagos porque el sistema no se ocupa de ellos".
Metodología alternativa. Por ello, desde la asociación piden alternativas "no para buscar la sobreprotección" puntualizó Gonzalo, sino para intentar que estos niños tengan las mismas oportunidades ante los demás. Por ello, Gonzalo pide a la Administración "una metodología de enseñanza alternativa que se base fundamentalmente en la comunicación oral". Además, también solicita que se de al niño un poco más de tiempo en los exámenes escritos porque supone un tremendo esfuerzo realizar este tipo de pruebas. Además Gonzalo cree que "también sería oportuno poner menos contenidos, es decir, en vez de diez preguntas, ponerle ocho".
Al salir de la escuela, el disléxico adulto no suele continuar sus estudios a excepción de algún módulo técnico o creativo. Los jóvenes que consiguen llegar a la universidad con muchos esfuerzos suelen decantarse por titulaciones técnicas y científicas como por ejemplo, Biología.
Gonzalo destacó que "con nuestro sistema educativo es muy difícil que un disléxico llegue a la universidad. Sin embargo hace más de un año se consiguió, gracias al impulso de las asociaciones, que la Ley de Educación, que se encontraba en ese momento en el Senado, volviera al Congreso para ser aprobada con alguna enmienda al respecto de este asunto". Se consiguió que el artículo 71.2 de la LOE incluyera las dificultades especiales del aprendizaje en el sistema educativo.
Gonzalo explica que "el disléxico adulto suele encontrarse con nuevos problemas como es sacarse el carné de conducir" debido a que les resulta muy complicado aprobar el teórico tipo test, donde la respuesta correcta se basa en el cambio de una preposición.
En el aspecto laboral también son muchas las dificultades a las que se enfrentan. En la Administración, para optar a los trabajos de nivel E es necesario pasar una prueba "básica": la de un dictado. En definitiva, pequeños problemas que se convierten en todo un mundo para un disléxico a lo largo de toda su vida.
La observación es básica para el diagnóstico
Se puede sospechar que un niño tiene dislexia en 1º de la Enseñanza Primaria Obligatoria (EPO) aunque este transtorno se confunde en un principio con aquellos que tienen un retraso madurativo lector. Sin embargo esto último tiene caducidad en el tiempo si se trabaja adecuadamente. Otro de los factores de diagnóstico es que hay que constatar que el menor lleve al menos dos cursos de retraso, es decir, el nivel que alcanza en lectoescritura.
El profesor en clase debe ser especialmente observador para detectar si la situación de atraso del menor se alarga durante el primer ciclo de la EPO. Por ello, el primer gran problema al que se enfrentan es la repetición o no del curso. Las asignaturas en las que siempre suspende un niño disléxico son lengua, matemáticas y el inglés, puesto que los idiomas son algo impensable para estos niños.
La opinión de Málaga.
15/04/2008