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Ángel y Ana tienen un hijo de 10 años con dislexia. Detectaron el problema hace dos años y ponerle un nombre, una causa y un tratamiento a lo que le ocurre a su hijo les ha ayudado mucho, tanto a ellos, como al niño. "No me gusta que piensen que mi hijo es revoltoso o mal educado cuando no atiende, porque no es así, su problema para concentrarse en las clases se debe a la dislexia", explica la madre. Ángel dice que, aunque aún les queda mucho camino por recorrer, saber qué le ocurre a su hijo les ha servido para no presionarlo y para no culparlo por su bajo rendimiento escolar, para ser más pacientes con él y enfocar su aprendizaje.
Ayer la Asociación Andaluza de Dislexia y el Defensor del Ciudadano, Francisco Gutiérrez, presentaron una carta abierta dirigida a la Delegación de Educación en Málaga y a la Consejería en demanda de una "auténtica integración" de los niños disléxicos en el sistema educativo.
Disfunción. Se estima que entre un 5 y un 7% de la población sufre dislexia. El problema aumenta hasta el 15%, si se suman todos los trastornos que causan dificultad de aprendizaje. Así, unos 12.000 escolares de la provincia pueden sufrir problemas que les conducen irremisiblemente al fracaso escolar, si no son tratados. Jesús Gonzalo, presidente de la Federación Andaluza de Dislexia, señala que tras el 40% de los casos de fracaso escolar subyace este problema.
La dislexia es un trastorno detectable con meses de vida, pero que se confunde con el retraso lector, lo que retrasa su diagnóstico y, por tanto, su tratamiento. Es una alteración de la capacidad fonológica del individuo que le lleva a alterar las palabras y a unirlas o separarlas incorrectamente. El disléxico escribe mal y no comprende bien cuando lee, lo que le provoca un retraso escolar desde los primeros cursos de Primaria, cuando la lectura empieza a ser una herramienta común de trabajo.
Si a todo ello se unen antecedentes familiares y el tratamiento contra el retraso lector no da frutos en dos años, el diagnóstico es dislexia. El trastorno presenta un rastro en el cerebro en forma de anomalía, no tiene cura pero, según el docente e investigador de la Universidad de Málaga, Juan Luis Luque, puede "compensarse muy eficientemente" si se trabaja la ruta fonológica con detalle, insistencia y precisión.
Desde la Asociación Andaluza de Dislexia señalan que el problema de fondo radica en el trato que se brinda a estos niños en el aula. Un disléxico nunca va a escribir ni leer tan rápido como una persona sin problemas y no se adaptan las clases y los contenidos a estos escolares, cuya capacidad de aprendizaje, según Juan Luis Luque, es del todo normal. Jesús Gonzalo exige que se impartan cursos de formación al profesorado en la materia (en 2006 se realizaron más de 600 en Andalucía y sólo uno abordó el tema) para que los docentes sepan cómo trabajar adecuadamente con estos niños en clase.
Gonzalo señala que estos niños precisan, por ejemplo, que les expliquen los temas en clase verbalmente, se les dé más tiempo para hacer las tareas y se les examine oralmente.
La opinion de Málaga
1/11/2007